La lluvia golpeaba con fuerza su ventana, las luces de la calle se distorsionaban en las gotas sobre el vidrio, dejando que la luz se reflectara en miles de partes iluminando de forma tenue su habitación. La tormenta no había amainado y sólo parecía empeorar con el correr de los minutos. Le proporcionaba cierta alegría poder estar así; sin luz eléctrica y escuchando el sonido del agua caer desde el cielo. De alguna manera ese era el escenario perfecto. La lluvia siempre había logrado calmarlo, lo hacía sentir acompañado, como si las gotas de lluvia fuesen secretas cómplices de sus pensamientos más íntimos. Eso le gustaba creer, era mucho mejor que el pensamiento cruel y realista de que era un pobre diablo, solo y abandonado. Sí, era mucho mejor creer que había algo ahí afuera que lo escuchaba, incluso si no era más que agua condensada.
Near siempre había estado solo, huérfano y abandonado afuera de una iglesia. Ahora ya más adulto le daba cierta gracia lo cliché de la situación, pero no podía esperar más de alguien que lo tuvo por error. Tampoco podía quejarse, las personas del orfanato lo habían criado bien. Incluso a pesar de tener «eso» grabado en su clavícula pero claro, no todo podía ser tan bueno. Las personas religiosas que abundaban no eran tan benévolas y muchas veces fue excluido y maltratado. Era increíble lo hirientes que podían ser las personas que supuestamente deberían predicar el amor, una ironía.
A pesar de todo, él lo comprendía. Vivir en un mundo donde naces con el nombre de tu alma gemela tatuado era algo complicado. Sobre todo cuando el nombre que tienes es de alguien de tu mismo sexo, tal vez era equivocación del destino, tal vez sólo había sido escogido como el juguete preferido de Dios. Near no lo sabía, ni tampoco le interesaba. Ocultaba ese nombre bajo las holgadas ropas que solía usar, nadie debía verlo. A veces suponía que esa fue la razón del porqué su madre lo abandonó; era un descarriado de nacimiento, ¿cómo podía luchar contra eso? La entendía, mas no le daba importancia.
Se sentía sucio, lo habían criado de esa manera... con el pensamiento de que era un pecador, incluso sin haber hecho nada. Eso sí que no lo entendía, ¿qué culpa tenía él de nacer con ese nombre? Él no pidió nada de aquello, ni siquiera lo conocía. No era algo que él pudiese controlar pero aun así lo odiaban por ello y él se sentía como la escoria más baja, no lo entendía.
Rodó por su cama y la almohada blanca de su cama despedía el olor de la mujer con la que estuvo la noche anterior, recordó que debía lavarlas.
Near intentaba quitar ese sentimiento de suciedad dentro de sí teniendo relaciones con mujeres a las cuales no les importaba tener el nombre de alguien tatuado, porque la necesidad de dinero era más fuerte que el lazo del cariño, el amor significaba dinero durante esos días y él lo sabía bien. Pero aun así, no podía sentir nada por ellas, ni una pisca de amor o deseo, nada. Era como estar vacío, y lo peor de todo, es que se sentía así.
Se levantó de la cama, el olor comenzaba a asquearlo.
El espejo de cuerpo completo reflejó a un joven, los cabellos rizados de color blanco. No era albino, mucha gente creía eso pero la realidad era diferente. Era increíble lo que el estrés podía hacer, cambiar de esa manera tu apariencia física, todo ese sufrimiento del que fue víctima estaba plasmado en cada hebra de cabello níveo. Sus ojos grises eran grandes, y le devolvían la mirada con tristeza. Aunque claro, oculta debajo de capas de hielo indiferente. Se llevó una mano a su cuello, y ahí, bajo la marca que la mujer de la noche anterior le había hecho estaba el nombre del que era su pareja, su «amor verdadero». Rio, él no creía en esas cosas. Todo eso de los «Vona» era una real estupidez.
Porque si era así... ¿dónde estaba él? ¿Dónde estaba «Mihael»?
ESTÁS LEYENDO
Von
FanfictionVivir en un mundo donde cada individuo tenga destinada su alma gemela. Grabado el nombre de tu persona desde el día en que naces, buscándola por años y a veces, jamás encontrarla. Lazos que son a prueba de fuego, hilos que son indestructibles. ¿Podr...