—Sabes que no me importa.
—Debería, ¿no lo crees?
—Debería pero no lo hace, eres peligroso y mereces ir a la cárcel.
—¿Le harías eso al que es tu persona, L?
—¿Intentas chantajearme? Eso es bajo, incluso para ti.
El castaño rio levemente, el sarcasmo presente en cada carcajada. Se acercó el hombre de cabello negro, acortando el espacio entre ambos. No le interesaba en lo más mínimo su supuesta amenaza de llevarlo a la cárcel, después de todo, lo que había hecho era porque los jodidos se lo merecían. Si la policía no cumplía con su deber, él debía hacerlo. La justicia estaba tan podrida que había que estar igual o más podrida que ella para poder hacerla cumplir y eso Light lo sabía. Lo que no sabía es que el detective a cargo de su arresto sería el cuyo nombre estaba grabado en su muñeca.
—«L Lawliet», no me hagas reír—dijo mientras lo miraba profundamente—. Si tuvieras verdaderas ganas de atraparme lo hubieses hecho hace mucho tiempo, desde el momento que supiste quién era yo y lo que hacía.
—De saberlo jamás me hubiera mezclado contigo y lo sabes—contestó con una leve sonrisa de superioridad, porque era verdad.
Se habían conocido en un bar común, un día cualquiera y ninguno de los dos pensó que ese día tan ordinario sería el inicio de todos sus problemas. Habían descubierto que tenían el nombre del contrario, cuando sin querer L vio la muñeca del castaño bajo la manga del sweater que usaba. Light había pedido de la manera más cortés ver el suyo propio, para sorprenderse cuando en la misma zona estaba su nombre en la blanca piel del de ojos negros. Esa misma noche habían encontrado a su persona, algo que pocos seres humanos podían decir, no era común hacerlo. Era en parte un poco de azar, suerte y el designo del destino.
Pero para ellos sólo fue el comienzo del vórtice de su perdición.
Poco tiempo pasó para que L descubriera que Light Yagami era el justiciero que buscaba, aquel que ponía en jaque a todos aquellos que salían de la cárcel, ya sea por sus influencias o por el dinero que ostentaban. Asesinos, violadores, estafadores, no importaba. Mientras tuvieses dinero o fueras importante podías hacer lo que querías y nadie te decía nada. A Light eso le asqueaba, que la propia justicia se riera de sus espaldas y las de miles de personas. Se decía que la justicia había sido un invento de los mismos poderosos para poder cubrirse las espaldas de la gente más humilde, y Light creía que eso era verdad. Pero él mismo se encargaría de que dejase de ser así, haría cumplir la justicia. Por eso mismo, había comenzado una sistemática eliminación de todos aquellos que habían cometido crimines, era el líder del «Forceti», una agrupación encargada de ubicar a los sujetos y hacerlos pagar, a como dé lugar.
Pero la policía tenía órdenes expresas de encontrarlos y eliminarlos, uno por uno. Todos fueron cayendo, todos menos dos miembros, entre ellos su líder, del cual no se sabía nada. Hasta el día que el mismo L , el mejor detective de su sección, encontró al jefe del Forceti en las sábanas de su cama. Desde ese momento habían iniciado una guerra entre ambos, L no había revelado su identidad. Light no sabía por qué, tal vez por el placer de querer terminarlo él mismo o porque todavía guardaba esos sentimientos por él, el castaño deseaba que fuese la segunda opción porque así estarían a mano. Light seguía enamorado de L, quizás siempre lo estuvo, incluso desde antes de conocerlo. Para él, el saber que tenía el nombre de alguien de su mismo sexo no fue importante, la sexualidad siempre fue un tema que no tenía relevancia en su vida. Y cuando encontró a su persona, a L, simplemente supo que era el elegido. El nombre tatuado en su muñeca quemó suavemente cuando sus manos se encontraron y supo, muy dentro de sí, que jamás amaría a nadie como a él y no lo ha hecho, incluso a pesar de los años y del rencor que a veces suele ver en los ojos negros del detective.
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Von
FanfictionVivir en un mundo donde cada individuo tenga destinada su alma gemela. Grabado el nombre de tu persona desde el día en que naces, buscándola por años y a veces, jamás encontrarla. Lazos que son a prueba de fuego, hilos que son indestructibles. ¿Podr...