¿Cómo se le podría llamar a esto?

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Ahora si lo creo, mi queridísimo amigo Sherlock Holmes era todo un personaje. Después de que juntos nos hicimos cargo del caso de la señorita Mary Morstan, yo quedé fascinado la joven era dueña de una belleza conmovedora, casi exquisita, lo sabía, me valgo de mis conocimientos de la belleza de las mujeres de tres continentes, sus ojos eran de un azul profundo que inspiraban amabilidad y bondad, piel pálida perlada y suave, cabellos castaños y labios finos.

No entendía como a Holmes no le interesaban esas cosas. Y sabiendo lo que ya conocía de mi amigo, que era muy frío, calculador y un poco egoísta, surgió una pregunta un tanto ofensiva y vergonzosa para redactar. ¿Acaso era Holmes homosexual, o quizás bisexual? Sólo tenía que preguntarlo de frente ¿por qué él nunca había mencionado alguna mujer que haya robado sus ilusiones? ¿Era eso posible? Quizás solo me estaba dejando llevar por mi imaginación, no podía creer lo que yo mismo había supuesto.

-No creo que exista hombre que no pueda amar a otro ser...
-¿Cómo está usted hoy, Watson?
Me sorprendí al escuchar la voz de Holmes, y más, que yo estuviese cuestionando su heterosexualidad.
-Muy bien, ¿y usted Holmes?
Respondí tratando de parecer natural, pero en mi rostro un rubor se hacía presente, porque sin querer recordarlo venía a mi mente imágenes de Holmes con otro individuo. Ahora que lo pienso, ¿qué me importaba a mí que Holmes estuviese con otra persona?

Holmes no perdió oportunidad para comentar al respecto. Ya que pudo notar el nerviosismo de su amigo, y que mejor ocasión sino esta, para jugarle una broma.

-¿Se encuentra mal, Watson?
-¿Por qué lo pregunta Holmes?
- Tiene la cara un poco roja y sus expresiones parecen de angustia.
-Sólo me encuentro mal con mi pierna, que me causa dolores infernales. Del resto no hay nada que pueda causarme algún mal.
-Tiene usted razón. Déjeme comprobar su estado.
Se acercó a mí y con delicadeza me tocó en la frente con la palma de su mano.
No pude resistir a toda la sangre que llegaba a mi rostro y este parecía arder.
Sherlock notó eso y quiso aprovecharse de mí, que era víctima de mi organismo. Me miró intensamente, lo pude captar, ese maldito hombre, con esa mirada llena de provocación y picardía. Realmente Holmes era atractivo y yo estaba al tanto de ello, porque mis ojos no desviaban la atención de los labios de este.
-¿Cómo es posible que me sienta así? Me pregunté, casi en un susurro, que de igual forma Holmes entendió.
Sherlock lo escuchó, pudo percibir un poco de tristeza en su voz, y siendo como era el, no se contuvo a responder la pregunta del doctor.
-Muy simple, Watson, nada inusual hay en eso. Lo que puedo notar es que siente usted, cierto interés por la señorita Mary Morstan, y se siente muy desilusionado por ser usted, al parecer, alguien que no puede ofrecerle mucho. Sin embargo, también se pregunta porque a mí no me afecta la señorita, y porqué en todo el tiempo que llevamos conviviendo juntos, no se ha enterado de que yo mantenga relación alguna con una mujer.
Ahora viene la parte interesante, donde lo sorprendí, usted dudando de mi preferencia sexual. Y quiero aclarar que no está usted del todo mal, puedo mantener relación con mujeres o con hombres, pero es cierto que llevo años sin una. También me convendría decir que no me molesta para nada que me haya juzgado, veo que vamos avanzando en la relación.
Ahora mi querido doctor, espero no le incomode lo que he dicho. Y no se sienta mal por creer que no es lo suficiente para la señorita Morstan, usted tiene su forma de impresionar, no necesariamente con perlé y status social.
Sorprendido y avergonzado, cubrí mi cara para no dejar ver el tono rojizo que aparecían en mis mejillas. Además ¿qué fue eso que mencionó sobre mí, realmente cree que puedo estar con ella? Pero sin más tuve que responder a su halago, podría decirse que mencionó algo bueno de mí, aunque no tenga idea de que fue.
-Bueno, realmente es usted alguien sorprendente para la deducción. Y siempre me encantará poder ser testigo de sus razonamientos, aunque ignoro como llegó usted a esta respuesta. Y para nada me sentiré incómodo, fue un acto imprudente y de mala educación el cuestionarlo a usted, sólo por no compartir los mismos intereses que yo. Y me alegra su elogio, hacía mucho que no decía usted algo agradable sobre mí.
-Me alegra que lo entienda. Y el cómo llegue a esa deducción lo dejaré para contárselo en otro momento. Respecto a lo que cree un elogio es sólo la verdad, usted puede resultar muy interesante, y difícil de prescindir. Ahora si me disculpa, he de retirarme tengo una cena con un cliente importante. Le haría la invitación, pero creo que se sentirá incómodo. Sin embargo, si es de su agrado acompañarme, sería todo un placer.
-Siempre estaré a su disposición Holmes.
¿A qué hora salimos?
-Este listo a las 7 pm, Watson.
Sólo asentí para confirmar la hora a mi amigo, me dirigí al baño, faltaban sólo 2 horas para las 7 pm.
Al entrar en la tina de baño, sentí una relajación inmediata, el agua estaba caliente. Me recosté en el borde y cerré los ojos.
Estaba pensando en lo último que dijo Holmes, soy difícil de prescindir. ¿Cómo podía ser eso cierto, si ya tenía dos divorcios detrás de mí?
Sherlock entró, lo miró y se metió a la tina, sin preguntar ni avisar, ya dentro se acercó al doctor, sus rostros estaban muy cerca, luego en un momento le dio un delicado beso. Sus labios eran cálidos y suaves. El corazón del doctor se aceleró, pero luego, su sufrimiento regresó, la pierna le empezó a doler y lo llevó a la realidad, seguía en la tina, pero sólo.
Era un sueño, y el más vergonzoso de los que haya tenido.
Cerré los ojos de nuevo, y me eché agua en la cara. Escuché el crujido de la puerta, y al abrir mis ojos, me encuentro a mi amigo de pie junto a la puerta, con la mano en el picaporte.
-Watson, perdone la interrupción, pero lleva más de una hora en el baño y llegaremos tarde si no nos damos prisa. Así que decidí bañarme con usted ya que estamos cortos de tiempo, es más práctico ¿le importa?
-Claro que me importa, pero lo acepto porque soy culpable de haber perdido la noción del tiempo, quizás fue el cansancio.
Me pareció graciosa la idea de que hace sólo un instante había soñado lo mismo, pero sin ningún diálogo y con un beso de sus labios.
-Comprendo. Dijo Sherlock, mientras se desnudaba y tiraba las vestimentas al suelo. Se metió en la tina con mucha prisa, y luego se relajó.
Cerró sus ojos.

Una tarde... [Sherlock Holmes x Watson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora