1. When we were young.

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Parecía una broma que lo volviera a ver después de casi seis años sin saber nada del tipo. Seis años en los que no supo si estaba vivo o muerto, si había encontrado alguien más o si se había estancado de la misma manera en la que él lo hizo. Fue tan casual, que se aseguró de verlo bien para confirmar que no era su imaginación dándole una mala pasada. Las piernas se le volvieron gelatina cuando hicieron contacto visual sin querer, siendo el primero en correr la mirada. No esperaba encontrárselo en la fiesta de cumpleaños de SeHun, conversando con alguno de los invitados. Llevaba su cabello negro corto, tan corto como nunca imagino que lo llevaría pues en sus años de universidad lo había usado con un cerquillo que le tapaba casi los ojos, dándole un aspecto oscuro y misterioso. Seguía riendo de la misma forma, esa forma que le encantaba y que en algún momento él fue afortunado de provocar.

Tardes llenas de risas, besos y películas en un sofá llegaron hasta su cabeza, desestabilizándolo. Joder, en ese momento se le vinieron todas las ganas de abrazarlo de golpe.

"A todo el mundo le encantan las cosas que haces, desde cómo hablas a cómo te mueves.
Todo el mundo aquí te está mirando,
porque te sientes como en casa."

— Hey, Baek. —SeHun lo saludó, dándole un abrazo que el nombrado no correspondió porque seguía en una especie de shock luego de haber visto a su verdadero primer amor tan cerca y a la vez tan lejos—. ¿Qué ocurre?

— ¿Por qué no me dijiste que tenías contacto con... él?

— Porque no lo hacía, lo encontré hace un par de meses en el supermercado. —contó, frunciendo el ceño—. ¿Por qué no te acercas y hablan? Creo que tienen mucho que decirse...

Los oscuros orbes del pelinegro se posaban sobre su ser de vez en cuando, dándole miradas rápidas que lo hacían estremecerse. Le entrego el regalo a SeHun y fue a sentarse, creyendo que no iba a soportar mucho más de pie, que sus rodillas iban a fallarle e iba a caer nuevamente por Do KyungSoo. Había pasado mucho tiempo como para hablar, pensó BaekHyun, ignorando las miradas que le enviaba el pelinegro, porque aún le quedaba un poco de dignidad. Por ahí, bien al fondo, algo empolvada, pero seguía conservándola. Se le acercaron algunos viejos conocidos y pronto se olvidó de KyungSoo, de que después de muchos años estaban respirando oxígeno en el mismo lugar. Tomo una o dos botellas de cerveza en medio de risas y plática. Tal vez fueron tres botellas. Las personas que lo acompañaban se levantaron a bailar cuando el ambiente en la casa de su amigo fue más animado y él se quedó allí, siendo presa fácil para KyungSoo que no perdió ni un segundo y se acercó.

— BaekHyun... —escucho por sobre la música y sobre su oído. El nombrado mentiría si la voz del contrario no le produjo algo en el pecho. No quería girar y verlo, no quería que se diera cuenta que aún seguía siendo débil alrededor de él—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos...

— Yo no lo elegí así. —hablo con el resentimiento siendo reflejado en el color de su voz—. Fuiste tú, si no mal recuerdo, KyungSoo.

— Ah, ¿fue así? —le dieron ganas de cruzar sus manos por el cuello del pelinegro y ahorcarlo. Que fuera así de insolente le desespero mucho y terminó girando la cabeza, con la clara intención de mandarlo a volar, pero su determinación se fue por el escusado al tenerlo tan cerca. No pudo sostenerle la oscura mirada a Do, así que fue una buena elección mirar a las personas bailando alguna canción del momento—. Di algo.

— ¿Qué quieres que diga? —las alarmas se encendieron en su interior cuando una de las manos del de cabellos oscuros se posó sobre su pierna, subiendo peligrosamente. Lo detuvo al instante, porque no estaba dispuesto a comenzar nuevamente ese juego—. Detente, ¿qué buscas con todo esto? ¿Con acercarte a mí? —miro los orbes de la persona que en algún momento de su vida fue su todo, buscando una respuesta que sus labios sellados se negaban a darle. Después de todo, KyungSoo siempre había sido así, él siempre había tenido que adivinar lo que el hombre estaba pensando cuando sus labios se negaban a pronunciar palabra. La tensión en el ambiente no hizo más que aumentar cuando su vista cayó sobre los acorazonados labios del contrario. Lucían iguales a como los recordaba y se preguntó si sabrían igual, con ese toque de menta y cigarrillo.

Art [ SooBaek/BaekSoo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora