8.-Un sentimiento

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P.o.V's Gonzalo.

Seguí a Sara hasta estar dentro de la casa, pero había desaparecido al igual que el cadáver de O'Niell.

He pensado en seguir a Sara durante el camino, para hací ayudarla con la misión. Si nos comparan a Sara y a mi, estamos muy igualados en nivel de combate. Obviamente Sari es mas inteligente, siempre lo fue, no lo voy a negar.

Pero no puedo, no puedo aceptar a "La nueva Sara" yo quiero a Sara como antes, aunque no lo demuestre, yo se que ella en su interior es muy alegre y cariñosa, pero ha sufrido mucho, ser fría y "Sin sentimientos" es como una protección de ella hacia el mundo, es como si quisiera demostrar sin palabras algo que no es.

Escucho que la puerta se abre y se azota, me asomo y Sara entre a la casa con las manos llenas de tierra, por lo que dirige al fregadero para lavar sus manos.

-Lo he enterrado en la sombra de su árbol favorito.-Me dijo.

-Gracias.-Susurré en un tono audible para los dos.

Sara salio de la casa con una mochila en los hombros. La seguí.

-Sara ¿A donde vas?

-O'Niell ha puesto en mis manos a la humanidad. Voy a la base de las criaturas, no puedo dejar que la raza humana se extinga. Adiós,Gonzalo, un placer haber vivido contigo.-Se despidió.

Me acerque a ella.

-Sara, te acompañare.

-Puedes venir si quieres, pero no voy a cuidarte, rápido, ve por lo necesario.-Resalto la ultima palabra.

No lo pensé dos veces, subí a toda la velocidad que mis extremidades me permitían. 

Tome una mochila y empaque las municiones necesarias, solo un poco de ropa; baje a la cocina y saque botellas de agua y barras de comida militar, cerré la mochila y salí.

-Ya, Vamonos.-Me dijo para dar inicio a su marcha.

[......]

Caminamos y caminamos  durante horas y horas. Los pies nos sangraban a ambos.

Sara sugirió descansar hasta que amanezca. Como las mochilas eran mochilas militares trian incluida una tienda de campaña, o al menos la mía. Ofrecí a Sara dormir conmigo, lo cual accedió.

Ella y yo armamos la tienda. Cuando terminamos encendimos una fogata, hacia frío, y la fogata complementaba muy bien la luna, dejamos las mochilas a un lado de la tienda y nos acercamos al calor del fuego.

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