¿Te acuerdas de la vez que me quede 15 minutos esperándote en esa parada o de la vez que tarde diez minutos en elegir que zapatos ponerme? ¿Te acuerdas de cuando me dejaste tu chaqueta aunque tú estabas temblando o de la vez en la que quemaste la sartén por querer hacerme unas tortitas? Esos momentos en los que daba igual en qué día del mes estuviéramos, daba igual si fuera un Lunes o un Viernes por la noche, daba igual si era Invierno o Verano, daba igual si hacía 38° o -1°. Solo importaba que cada día te encontraba en mi portal; con esa sonrisa que me puede y con esos ojos que me vuelven loca y me decías "coge las cosas que nos vamos a perder". Día tras dia, semana tras semana, recorriendo cada ciudad y cada laberinto para acabar perdiéndome en tus ojos.
Las veces que me cogías en brazos, las veces que acabábamos llorando de la risa por chorradas que solo nosotros entendíamos...Las veces que suplique a la almohada que no te marcharas, que no te alejaras de mi, que jamás me soltaras la mano. Los días se convertieron en semanas, las semanas en meses...hasta el día de hoy.
Ya aprendí que los deseos que pides a las estrellas jamás se cumplen, ni que tampoco se cumplen los deseos de cumpleaños al soplar las velas. Tampoco me puedo pasar la vida buscando ninguna estrella fugaz o un mago por el estilo. Mi última opción es escribir esto, cruzar los dedos y esperar a que me digas "coge las cosas que nos vamos a perder."
