Al fin puedo decir que soy feliz.
Lo soy.
He dejado todo lo que me ahogaba atrás.
Le he dado una oportunidad a la persona que antes más detestaba.
Alguien que deseaba que dejase de existir.
Me parecía exasperante.
Deseaba con todas mis fuerzas poder llegar a amarla, pero me era imposible.
Lo intenté, pero no pude.
Así que simplemente lo deje fluir, le entregue lo que deseaba, tiempo.
Y parece que surgió efecto, comenzaba a amarla.
A observar que no todo en su interior era oscuridad.
Hallé su imperfecta belleza.
Y me enamoré de ello.
Al fin, puedo decirlo.
Después de tanta soledad y destrucción propia.
Soy capaz de observarme en el espejo.
Y no visualizar una imagen detestable de mi persona.
Sino algo que amar cada vez con más intensidad.