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Sali de aquella bodega, y me dirigi a casa, gigi aun no ha llegado por lo que supongo que vendra mas tarde, entre al despacho y me sente en la silla de cuero negra, tenia que ir a mexico para solucionar un asunto pendiente con federico la mano derecha de rafael quien es dueño de la mafia mexicana. Rafael me debe un favor grande asi que no me preocupo de su respuesta. Sali del despacho, cogí mi mochila y llame a walter.

-necesito que me acompañes a mexico, tengo asuntos pendientes - el asintio y me siguió, llegamos a la camioneta y nos.pusimos en marcha. Le dejé una nota Gigi en tal caso que regrese y no me encuentre, ella sabe lo complicado que es esto y por tanto entiende. Walter iba al va al volante Mientras yo llamaba a Federico

Llamada telefónica
-Diga- escuché la voz de federico-
federico- dije yo al instante me reconoció
- señorita rebecca- exclama con un poco de sorpresa- ¿se le ofrece algo?- me pregunto
-Digale a Rafael que voy para allá, necesito hablar un asunto con el- respondí fría.
-Si señorita ahora mismo- u colgó
Llegamos al aeropuerto y abordamos el mi jet, estas cosas de Jets y eso no es que me gusten mucho solo lo hago para mantener las cosas en calma es mejor que estar falsificando identidades
Aborde el jet y me dispuse a revisar mi computador, necesitaba saber por dónde van mis mercancías y dormir a alguien como yo no se puede dar ese gusto muchas veces. Pasaron al rededor de 15 horas, aún no pegaba el ojo, aveces se me complicaba por todo el cansancio que tenía, pero con tantos enemigos necesito hacer sacrificios, cuando Gigi me acompaña nos turnamos haci es un poco más fácil.

Llegamos y baje del avión necesito terminar este asunto rapido, no es por nada pero de México no tengo muy ''buenos" recuerdos.

-Señorita rebecca Por Aquí- me dijo Walter
Llegamos a una camioneta plateada grande y bonita

Íbamos camino donde rafael cuando todo se volvió negro solo pude ver cómo daba vueltas mi cabeza mientas la camioneta daba vueltas, lo único que pude hacer en ese momento fue agarrarme con mis manos a la parte delantera del auto, algo inútil pero en ese momento cualquier diminuto detalle te puede salvar.

La camioneta dejo de dar vueltas, Walter está a mi lado tenía los ojos cerrados no tenía certeza si estaba muerto o inconsciente. Trate de salir de allí pero un horrendo dolor en el muslo de la pierna me lo impidió tenía un vidrio del largo de mi dedo índice más o menos, enterrado en el muslo, dolía como un demonio. No podía quedarme aquí, si los uniformados llegan podrían sospechar y no estoy ahora mismo en condiciones como para enfrentarlos.

En la parte trasera de la camioneta destrozada estaba mi celular, no tenía certeza si funcionaba o no, pero necesito correr el riesgo. Estire mi brazo lo más que mi cuerpo y pierna no permitían.

-maldita sea! No lo alcanzó!- exclamé frustrada

No tenía mente para nada tenía que sacarnos de ahí a como dé lugar.

Como no pude alcanzarlo me quite el cinturón y caí. Cuando caí había vidrios en el suelo por lo tanto me enterré algunos. Estaba en un estado fatal necesito ir a mi hospital. Salí a rastras por la ventana del auto, mi pierna sangraba y si no sacaba ese maldito vidrio se infectaria.

Tenía dos opciones:
-Sacarlo
-O no sacarlo
Si lo sacaba podria morir más rápido desagrada y me dolería como un demonio.

Y si no lo saco la herida de infectaria y podría morir igual

En las dos opciones está la parte de muerte, pero tenía que tomar riesgos, en esta vida o arriesgas y pierdes. O arriesgas y ganas.

Con la poca fuerza que tengo saque mi chaqueta, la que traía y quedé en ramera, saque el cinturón de mi pantalón y lo enrrolle alrededor del muslo, la chaqueta me la puse en la boca para así no gritar y aguantar el grito.

Con cuidado de no sacar mal el vidrio rasgue el pantalón y empeze cuidadosamente a extraer el vidrio de mi pierna.

-MMMH!- exclamé con un grito ahogado en la chaqueta menos mal la tenía en la boca hubiese sido peor.

Termine de sacar el vidrio con cuidado me quite la ramera y quedé en camisilla. Puse la ramera como forma de Gaza en la herida para que no Chorrera sangre.

Me levanté como pude apoyándome del carro hasta llegar donde Walter.

-Demonios.. sin pulso.- estaba emputada ¿quien demonios causo esto?- averiguaré quien demonios hizo todo esto y lo pagara, juro que me suplicara morir.




Hermanas Ardran.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora