El día del accidente

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EL INICIO DE TODO SE CONVIERTE TAMBIÉN EN EL FINAL

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EL INICIO DE TODO SE CONVIERTE TAMBIÉN EN EL FINAL.

Desde mi punto de vista, el dolor solo es un simple recuerdo que de vez en cuando viene a mi mente como la vaga sensación de estar muriendo. Eso es lo último que en mi cabeza permanece. Mis memorias se detuvieron en el exacto instante en el que el mundo, mí mundo, se tornó oscuro y silencioso. ¿Cómo crees que se siente morir? ¿Cómo crees que debería sentirse? Me preguntaron más de una vez cómo pensaba que mi vida acabaría y hasta cómo preferiría que lo hiciese, pero yo nunca tuve una respuesta para eso y, por loco que suene, sigo sin tenerla incluso estando muerta.

No es algo que puedas sentir del todo bien, es casi imposible que te des cuenta. Se asimila a dejar que tu cuerpo flote en el agua sin la necesidad de cargar con tu propio peso, descubriendo que acabas de desprenderte de algo viejo, de algo que ya no necesitarás. Por primera vez en la vida conoces la paz, la tranquilidad y el verdadero silencio, ese que nunca se ve interrumpido. Da igual la oscuridad porque no genera miedo, solo curiosidad. Es nueva, algo que no habías podido ver antes.

Es entonces cuando te lo preguntas. ¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que debo hacer? Llevamos toda la vida pensando en eso: ¿qué hay detrás de la muerte?

Bueno, en mí caso no hubo nada. No llegó ningún fantasma, tampoco conocí a mis parientes del más allá, ni siquiera divisé la luz. Solo seguí flotando, seguí presente a medida que iba notando cómo poco a poco el peso de mi lado humano desaparecía hasta que ya no quedaba nada más que yo y lo que nunca tuve bien en claro que era.

Pero aprendí algo.

La vida es buena, incluso cuando se acaba.

¿Quieres saber cuál es la mejor parte de morir?

Dejar de sentir.

Olvidar cómo era algo que antes tenías todos los días.

Me pregunto, incluso ahora, qué se siente vivir muriendo. Eso es lo que todos hacemos sin darnos cuenta. A cada segundo que pasa, incluso ahora, estás muriendo. Llega un momento en el que dejas de hacerlo para estarlo definitivamente, eso es a lo que le pusimos el nombre de muerte. Al punto final. Obviamos la existencia de lo que hay antes cuando ya no queda un después. 

Para morir no es necesario que tu corazón se detenga. Hay quienes viven muertos.

Aquí es donde él entra.

Archer Presley.

La personificación de esa delgada línea que divide la presencia y la ausencia, el caos y el orden, la unidad y la multiplicidad. 

Cada uno de nosotros vive buscando la forma de abandonar su cuerpo para vivir en suspenso, y él la encontró en nuestro accidente. Su cuerpo sobrevivió pero él puede recordarlo todo a la perfección, siendo eso lo que lo mantiene muerto en vida. Estático. Inútil. Sin palabras.

Sé que escucha una y otra vez mi último grito además del exabrupto de mi padre antes del impacto. Sé que sigue sintiendo cómo todo da vueltas a su alrededor. El miedo y la desesperación. Sé lo difícil que fue quitarse mi cadáver de encima. Sé todo eso porque estuve ahí para verlo.

Así murió mi mejor amigo, pero la diferencia entre su muerte y la mía es que la suya se está atrasando cada vez más mientras que la mía pretende ser definitiva. Mi corazón dejó de latir, el suyo no.

Archer Presley está tan muerto como yo.

Y no pienso permitirlo.

¿Por qué crees, sino, que escribo en un espacio en blanco que no tiene ni comienzo ni final, que permanecerá porque es inmune al cambio, a cualquier alteración? 

Fácil: porque es la única forma de mantenerlo cuando ya no esté aquí para recordarlo. 

Cuando haga lo que debo hacer, el mundo entero colapsará y lo único que logrará permanecer será mi promesa.

Mi necesidad de salvarlo, de siempre volver para evitar este desastre.

No quiero que mi mejor amigo viva muriendo, tirado para siempre en la cama de un hospital engañando a todo Dios mientras se aleja de una realidad que está destinada a quebrarse.

Archer no puede morir de esta forma, incluso si esto significa sacrificar mi vida infinitas veces desafiando lo que esta fuerza superior pide y espera de nosotros. 

¿Qué tan posible es cambiar lo que ocurrió y sigue ocurriendo?

¿Cuánto puedo irme sin terminar volviendo al mismo punto de inicio del que partí?

¿Es suficiente quebrar el universo a cambio de una vida?

Sea cual sea la respuesta, yo seguiré volviendo aquí hasta que la mentira se vuelva real, hasta que la oscuridad que nos abraza se convierta en claridad, hasta que el error sea la solución, la excepción una regla y hasta que nada quede del día de nuestro fúnebre accidente.

Whitney Dixon.

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