"¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Por qué soy?
¿Soy simplemente una causa del destino? ¿O tengo un propósito?", me preguntaba a mí mismo, mientras apoyado en el pupitre escolar, escribía.
Apostaría mi dedo pulgar a que al menos una vez te preguntaste algo de eso, no nos mal entendamos señores y señoras criados en una sociedad consumista y enormemente tóxica por mencionarlo de forma peyorativa.
Yo, sentado en ese pupitre de la escuela, escribía "¿qué debo hacer para saber si soy? ¿Cómo estoy seguro de que soy auténtico, yo mismo? ¿Cómo sé que no soy yo mismo, sino una mezcla de mis aprendizajes y experiencias?" pero... ¿Yo escribí eso? ¿En una escuela humildemente católica, de enseñanza secundaria?
Yo con 17 años recién cumplidos, los ojos marrones y el pelo negro, una altura de no más de 1,70? Yo niño?.
Disculpenme por introducirme de lleno en mi aspecto físico, vuelvo al tema principal que he formulado.
Yo ¿quién soy? ¿Soy un conjunto de acciones, decisiones y equivocaciones que intervienen y colapsan mi destino con el de los demás individuos?