Yo acabo de levantarme de la cama, mirando el techo unos minutos decido levantarme. Me visto, voy al baño a repetir la rutina higiénica de cepillarme y enjuagarme los dientes, afeitarme el rostro y luego bañarme.
Apurado me visto otra vez y salgo, salgo a este mundo de parodia a sobrevivir otro día en este bosque de asfalto. Veo, de camino a mi instituto, cruzar un sacerdote en una camioneta muy grande, la marca no la puedo decir por meros motivos de Copyright. Observo a unos escasos 100 metros, una casa con techo de carton un poco erosionado, sucio o podrido por el paso de los años. El niño de esa casa se ve feliz ayudando a limpiar la casa y a ordenarla... Mientras el cura que vi anteriormente en un coche de alta gama, tenia mala cara.
Entendí entonces, que no siempre el que predica felicidad, está lleno de ella, pobre cura... Tan sobrado y tan carente. Sigo caminando, observo una vidriera de un comercio de ropa, observando la vidriera del comercio de ropa se encuentra una chica con un cuerpo que delata unos 5 kilos sobre su peso normal... Ella está mirando un maniquí, el maniquí tiene figura de una mujer de plano anorexica y con un bikini o ropa de playa. Escuché, muy nitidamente que la chica decia "ojalá tuviera un cuerpo así" y hasta ahora, lo peor de todo, se lo decia a una estructura inerte y plastificada detras de una vidriera para enseñar u ostentar lo que debería ser, para vender. Entendí en esto, que los comercios intentan crear un sentimiento psicológico para que compres cierta ropa, ciertos productos, pero ignorando que pueden llegar a causar muchos problemas en la vida de una chica aun no conforme con su cuerpo. Debemos a aprender a aceptarnos a nosotros mismos, da igual lo hermosos o perfectos que sean los demás, debemos querernos porque asi nacimos, asi somos y deberiamos estar orgullosos de ello. Las modas, las medidas y tallas, está todo friamente calculado con una absurda manía de atraer compradores que ni siquiera lo notamos, justo lo que quieren. Continué caminando, hundido en mis pensamientos llegué a mi instituto.
Entre a clase de una materia en particular, por no dar indicios de a quien me refiero, y el profesor, docente o lo que sea que fuere, respondió a una compañera de salon con una altivez y arrogancia que pocas veces habia visto en un profesor, docente o lo que fuere.
Esto me llevó a pensar, que clase de respeto les debemos a esas personas? Están obligados a enseñarnos y es su trabajo. El respeto se gana, no se impone, no somos esclavos que deben respeto y obediencia ciega a cualquier individuo con un "rango" superior a nosotros. Repito: el respeto se gana, no se impone.