Capítulo 2: DecepciónLouis despertó con el sonido del celular. Tanteó la mesa de noche y lo encontró. Tanteó los botones y lo apagó. Se quedó un momento más y puso sus dedos en el reloj para ver la hora. 6:59 am. En unas horas estaría frente a él. Pidiéndole una oportunidad.
Se había enterado de las audiciones por medio de un maestro de la academia de música en donde daba clases de piano. El piano lo había salvado, la música lo había salvado. Se levantó despacio. Caminando seguro. Conocía el pequeño cuarto como la palma de su mano. Sabía exactamente donde estaba todo. Caminó los veinte pasos hacia el pequeño baño y abrió la ducha, espero que el agua se entibiase porque en esa pensión jamás estaba caliente. A menos que fuera verano y el agua salía horriblemente caliente proviniendo de los tanques al sol permanentemente. Se bañó rápidamente y salió. Se secó el cabello con el secador de pelo. Uno de los pocos lujos que su trabajo le permitía.
Camino los cinco pasos hasta el pequeño armario. Encendió las luces y parpadeo. Los médicos le decían que era un reflejo pero él estaba seguro de distinguir luces y sombras y a veces hasta de ver algo borrosamente. Claro que no podía pagarse un estudio verdadero sobre su condición. Conocía toda su ropa al detalle, su mejor amigo la compraba con él. No importaba lo que tomara todo combinaba con todo. Tomo una camiseta térmica de la pila, luego un suéter y unos pantalones. Bajó la mano y encontró las medias y la lado sus botas bajas. Se vistió y se peinó de nuevo.
Tomó su bolso, su abrigo y su bastón y salió. Su cuarto era el único en la planta baja de la pensión. Siguió por el pasillo los treinta pasos hasta que se topó con el borde que anunciaba la cocina de la pensión. Lo bajó con cuidado y comenzó a tantear. La gente solía cambiar las cosas de lugar o dejar sillas
—Buenos días, Louis.— Dijo Maureen, la dueña de la posada.
—Buenos días, Mau.— Dijo él con cariño, ella era una buena mujer, amorosa y que cuidaba a sus inquilinos. Maureen le sirvió una taza de su café especial y le dejó algo al lado de su mano.
—Es para que tengas fuerza hoy en la audición con el señor Styles.— Le dijo y Louis pudo notar la sonrisa en su voz. Tocó suavemente para descubrir un trozo de pastel. Lo acercó a su nariz y olió las deliciosas manzanas recién horneadas.
—Gracias, Mau.— Dijo él sinceramente.
—Si ese hombre te escucha no podrá decirte que no—. Dijo la mujer sentándose en la mesa con él.
—Él no toma alumnos jóvenes, pero voy a poner mi empeño en que me escuche.— Dijo él decidido. Ya no le temía a nada en la vida, lo peor ya había pasado y como decía su madre "cuando lo peor ha pasado solo viene lo mejor". Se emocionó ante el recuerdo de su madre. La extrañaba demasiado.
—Estas muy guapo hoy, Lou.— Le dijo Ronald, el esposo de Maureen.
—Gracias, Ron.— Susurró él en su taza y sonrió ante el cariñoso apodo.
Desayunaron conversando tranquilos un largo rato.
—El taxi está esperando cariño, ¿seguro tienes dinero suficiente para ir y venir?— Preguntó Maureen amorosamente.
—Sí, Mau. Pero gracias por preguntar.— Dijo él y se dirigió a la salida.
—Ten cuidado con la nieve.— Dijo Ron.
Él salió de la pensión y el frío viento lo golpeó. Su abrigo no era demasiada ayuda. Camino hasta que el taxista dijo;
—Joven, permítame.— Lo tomó del codo suavemente y lo guía dentro del taxi.
El hombre que se llamaba Edward tenía puesta una suave música en el radio. Él solo cerro los ojos y disfruto de la melodía. Después de todo no podía hacer nada más.
—Llegamos.— Dijo el hombre sacándolo de su ensoñación.
—¿Cuánto es?.— Preguntó él.
—Sesenta y cinco dólares.— Dijo él y Louis suspiró. Eso eran dos horas de clase en la academia. Sacó el dinero de su bolso cuidadosamente separado. La tercera pila era de diez dolares, contó siete.
—Quédese con el cambio y gracias.— Dijo Lou.
—Muy amable, joven.— Dijo él y se bajó del taxi para ayudarlo a bajar.
—¿Este edificio es el 1037 de la calle Conrad?.— Preguntó él.
—Sí, solo camine derecho hasta encontrar el escalón y luego hay...Cinco más, allí está la puerta.— Dijo el hombre sintiendo lástima por un chico tan joven.
—Gracias.—
—¿Tardará mucho? Si lo desea lo puedo esperar.— Dijo él amablemente.
—No sabría decirle, Edward . Pero si consigue algún viaje hágalo, yo lo llamare cuando salga.—
—Muy bien, chico. Hasta luego.—
Él caminó tocando la vereda con cuidado. Llegó al escalón y tocó despacio subiendo los demás. Luego camino unos pasos y su bastón tocó la puerta. Pudo divisar un tono dorado borrosamente.
Sintió que alguien abría
—Joven, ¿puedo ayudarlo?—
—Vengo a la audición con el señor Styles.— Dijo él suavemente.
—Oh...— Dijo el hombre sorprendido. -Es que solo han venido personas mayores, luces algo joven.—
—Por favor.— Susurró él.
—Está bien, pero no diga que lo dejé pasar, no quiero que me despidan.— Dijo el hombre tomándolo del codo suavemente.
—Muchas gracias.—
—Cuando salga del ascensor de unos pasos y estará frente a una puerta, a su derecha está el timbre.— Dijo el hombre mientras lo dejaba dentro del ascensor y tocaba el botón del ático.
—Muchas gracias, en serio.—
—Suerte, bonito.— Le dijo el hombre con simpatía.
Él sentía su estómago retorcerse mientras escuchaba el suave zumbido del ascensor. Tocó su reloj eran las nueve en punto. Cuando llegó al piso sintió la campanilla y salió con cuidado, caminó suavemente hasta que el bastón se topó con algo y estiro la mano a la derecha. El timbre sonó melodiosamente.
La puerta se abrió de golpe y alguien gritó molesto;
—¡Ese tipo es un idiota!.— Y lo sintió pasando a su lado bruscamente sin pedir disculpas. Estiró la mano y sintió la puerta abierta, y entró. Cerró la puerta tras de sí.
—No recibo más audiciones.— Lo sobresaltó una fuerte voz a un lado en el lugar.
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Melodía Secreta // Adaptación LS.
FanfictionHarry estaba perdido en la luz. Louis lo encontró en medio de su oscuridad. Aclaración//Esta historia no es mía, es una adaptación. Créditos a la autora: @OscuraGalatea