Capítulo 8

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Capítulo 8: Esperanzas

Dos semanas después la rutina no cambiaba, Harry y Louis ensayaban febrilmente para arrancar perfección a lo perfecto. Cada mañana él lo mandaba a buscar con su chofer y cada tarde lo devolvía a la pensión. Unos días después de la mañana de discusión, Harry le dio un teléfono celular especial a Louis. El celular estaba preparado para ciegos, activándose por voz. Louis recuperó de a poco los números de teléfono y se sentía agradecido por el gesto, pero él lo desestimó diciéndole que solo era por ser prácticos y estar comunicados por si él tenía una mañana "ocupada". Para que Louis no fuera sin sentido; lo que ocurrió solo dos veces en estos dos meses. Pero esas dos veces Louis sentía un dolor sordo en el pecho pensando que él estaba con alguna mujer u hombre.

Harry intentó con todas sus fuerzas mantenerse profesional con Louis, tocar con él era un placer intenso, uno mucho más intenso que el placer que trataba de encontrar en otros hombres algunas noches durante la semana, pero nada funcionaba. En el momento de venirse era el rostro de Louis el que venía a su mente, su belleza, su boca, su trasero perfecto. Solo él lograba llevarlo al éxtasis.

Esa mañana Louis se levantó nervioso y entusiasmado. Esa tarde verían al doctor, amigo de Harry, para hacer unos estudios para saber si podían hacer algo por su vista.

Él subió al auto guiado por Harry y de inmediato le invadió el olor de su perfume masculino, mezclado con jabón de hombre y crema de afeitar. Le gustaría tocar de nuevo su rostro, sus facciones se habían sentido perfectas entre sus manos esa noche. Quería saber cómo se sentía su pelo enredado en sus manos y quizás sentir su boca sobre la suya. Ese pensamiento lo sonrojó.

—¿Estás bien, Louis? —preguntó
Harry al notarlo de repente acalorado.

—Sí, solo estoy algo nervioso —susurró Louis y le tomó su mano, acariciándolo suavemente.

Llegaron a la clínica especializada en ojos y entraron directo al despacho del director que los atendió con mucha cortesía y trato a Harry con cariño.

—Un gusto conocerte al fin, Louis. Harry me habló mucho de ti —.

—Gracias por hacer tiempo para verme, doctor —dijo Louis suavemente.

—Harry me comentó algo de tu caso, pero quiero que me cuentes tú, Louis —.

—El accidente sucedió cuando tenía once años —dijo él en un suspiro y su voz sonó muy triste.

—Un tipo ebrio nos embistió a mis padres y a mi desde atrás, ellos murieron atrapados por el auto y yo me di un golpe muy fuerte en la cabeza y cuando desperté en el hospital tres días después no podía ver nada, sin embargo a veces distingo luces fuertes o cuando todo está oscuro y una luz se enciende de golpe mis ojos reaccionan a la claridad —.

El médico se levantó y con una luz de mano pequeña revisó las pupilas de Louis que parecían reaccionar a la luz de forma tímida. Harry miraba su hermoso perfil y se sentía cada vez mas cautivado por ese hombre que estaba poniendo todo su control a prueba.

—Es triste decir que todo esto quizás se deba a que algún nervio de tus ojos esté siendo presionado y que con una operación podrían haberte salvado la vista, Louis. Pero la medicina pública es lo que es. Quiero hacerte una tomografía computarizada para poder ver todo el panorama y saber si puedo hacer algo. Tengo muy buenos especialistas, pero Harry me pidió que me encargue personalmente de ti y será un placer tratar de devolver la visión a tus bellos ojos —.

—Gracias doctor —.susurró él sonrojado.

El estudio fue largo, y Louis se sentía cansado y nervioso.

Dos horas después estaban almorzando algo en la cafetería de la clínica, discutían en voz baja sobre algunos arreglos que Harry quería hacerle a la pieza y Louis diciéndole que no hacía falta nada más, que la pieza era perfecta. Entonces suena su teléfono.

—Styles —dice de forma ruda y se escucha una voz del otro lado del teléfono. —Por su puesto, papá. Pueden quedarse en casa, pero adviértele a mamá que no quiero ninguna de sus cenas sorpresa con las hijas de sus amigas. No hay problema, los espero en una semana —dice cortando bruscamente.

—¿Problemas en el paraíso? —pregunta Louis con una sonrisa velada.

—Mi padre tiene que revisar unos contratos aquí en Los Ángeles —.

—¿Viven lejos? —preguntó Louis para luego darle una mordida casual a su pastel de manzana.

—En Seattle, nací y crecí allí hasta que cumplí veintidós años. Me mudé a Los Ángeles —.

—¿Escapando de tu madre? —.

—Hoy te levantaste demasiado curioso, Louis. Pero sí, básicamente ella hizo de mi niñez y mi adolescencia un infierno, explotó mi paciencia y mi talento, llevándome a todos lados como atracción de feria. Cuando cumplí veinte años se empezó a obsesionar con que terminara casado con la hija de alguna de sus amigas, me preparaba cenas sorpresas con la chica y sus familias, la mayoría del tiempo terminábamos discutiendo, si estuviéramos en la edad media hubiera arreglado mi matrimonio con alguna de esas huecas, gracias a Dios pude escapar —.

—¿No te interesa la idea del matrimonio y tener una familia? —.

—Sí, pero con una persona que yo elija, no con alguien que me impongan. Cuando ella viene siempre tiene la excusa de ver a sus amigas aquí para hacerme encerronas con mujeres desesperadas por alguien que las mantenga —dice molesto.

—Quizás alguna de esas chicas sea más buena de lo que crees, solo deberías darte tiempo de conocerlas —.

—Esas mujeres son como sus madres y mi madre; frívolas, elitistas. Miran a todos los que no sean de su condición hacia abajo y se tratan unas a otras con falsedad corriendo una carrera en tacones a ver quién se queda con el premio mayor y no estoy dispuesto a atar mi vida a una de esas mujeres —.

—Nadie puede culparte —dice Louis con tristeza. Volvieron al consultorio del médico en silencio, Harry llevándolo de la mano.

—Bien, Louis. En la tomografía pude apreciar que el problema es un nervio que esta congestionado, porque en el momento no te trataron como corresponde ni te dieron la medicación correspondiente. El tema es que podrían pasar dos cosas durante la operación;  que podamos descongestionar el nervio y puedas recuperar la vista del todo aunque tengas que usar lentes para estabilizarte ó que no podamos hacer nada y no vuelvas a recuperar la vista nunca, es tú decisión, pequeño —dijo el médico mirando los ojos perdidos de Louis.

—Doctor, si hay solo una posibilidad en un millón la tomo, no voy a quedarme toda mi vida preguntándome que hubiera pasado si no me operaba, si tenemos éxito será una inmensa alegría pero si no... estoy acostumbrado a la oscuridad —dijo él convencido.

—Eres un hombrecito realmente valiente, Louis —dijo el médico conmovido.

Una hora después de hacer los papeleos correspondientes y de avisar a Maureen, su marido y a Rebecca estaban ingresando a Louis al quirófano. Antes de entrar sintió la suave mano de Harry acariciando su cabello y dejando un beso en su frente.

Melodía Secreta // Adaptación LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora