Tortura

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TORTURA.

Hermione Granger se encontraba dando vueltas por su habitación mientras los dedos de sus manos se enredaban y desenredaban nerviosamente. Su mirada se posó en la cama dónde reposaba una blanca lechuza sobre un paquete colorido perfectamente envuelto un día antes, Hedwig había regresado esa mañana con el regalo que Hermione había enviado a su amigo Harry por motivo de su cumpleaños.

En cuanto vió a la lechuza entrar a la habitación, lo primero que dedujo fué que Harry estaba molesto por su estancia en la casa de sus tíos, pero lo descartó porque no le pareció una razón suficiente como para regresarle el obsequio. Talvez sus tíos no le permiten recibir nada que tenga que ver con Hogwarts, pensó la muchacha, intentando tranquilizarse.

-Hermione, ¿estas bien? - la voz de su madre fuera de la habitación sacó a Hermione de sus pensamientos.

La muchacha atravesó la habitación hacía la puerta y la abrió dejando ver a su madre, una mujer de espesa cabellera rubia y ojos claros. Se le notaba un poco molesta y preocupada.

-Llevo horas llamándote, Hermione. -le reprendió con los brazos en jarras.

-oh, lo siento. -se disculpó Hermione.

La mujer pasó la mirada por la habitación y la detuvo en la lechuza blanca sobre la cama.

-¿Aún no has enviado el regalo a tu amigo? -preguntó.

-Ya lo hice -le dijo -. Hace unos minutos que regresó con el paquete.

-Talvez no estaba en casa. -trató de tranquilizarla su madre. -¿Por qué no le envías una carta a tu amigo Ronald? Talvez esta en su casa.

-No lo creo, mamá.

-No pierdes nada con intentarlo.

Hermione asintió y caminó hacia su baúl para sacar pluma, tinta y pergamino:

Querido Ron:

¿como estás?
Esta mañana Hedwig llegó a mi casa como todos los años por el regalo de cumpleaños de Harry. Me sorprendí mucho cuando Hedwig regreso con el paquete perfectamente envuelto, ¿Harry está en tu casa?, ¿te pasó lo mismo? Contesta, la verdad estoy muy preocupada. Besos.

Hermione.

Hermione caminó hacía la ventana y observó a la lechuza volar hasta que se perdió entre las nubes y le fue imposible encontrarla.

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Sus gritos se habían fundido en la oscuridad al mismo tiempo que otra garganta reemplazaba la suya. Cerró los ojos pues era completamente inútil mantenerlos abiertos, pues sin la ayuda de sus lentes lo único que veía eran figuras sin sentido, solo podía valerse de su oido para darse una idea de lo que pasaba a su alrededor. Sus muñecas le dolían terriblemente, pues estas se encontraban sosteniendo todo el peso de su cuerpo.

Se sobresaltó cuando escucho la puerta de la habitación crujir anunciando que alguien había entrado. Levantó la mirada y vió dos manchas borrosas.

-Rápido, Snape. - urgió la última voz que Harry hubiera querido escuchar. Bellatrix había regresado con Snape de compañia.

Alguien, seguramente Snape, le tomó la muñeca derecha para quitarle las cadenas, Harry trató de preparar sus pies para el momento en el que tocaran el suelo, pero eso no evitó que callera de rodillas al suelo con un quejido.

ArepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora