Capitulo 1: Misterioso Ayudante

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Al llegar al pueblo vi que aunque era un pueblo relativamente pequeño, tenía más o menos 1,500 habitantes, luego encontré una posada que tenía un bar y entré, al entrar descubrí algo que me sorprendió mucho ya que nunca lo había visto, y es que ¡habían animales humanoides!

O sea, habían personas, pero también habían seres que tenían cabezas de gato, habían leopardos, cebras, etc. pero con forma humana, aunque la mayoría llevaba una túnica con capucha para que no les vean el rostro, supongo que aquí también existe la discriminación.

Luego pensé en pedir algo de comer ya que me estaba muriendo de hambre, parece que había estado durmiendo mucho en aquel lugar.
Me acerqué a la barra donde estaba un señor de mediana edad con cara de pocos amigos y le dije:

—Un plato de espaguetis por favor.

—¿Espa qué? ¿De qué rayos hablas?, lo siento pero si vas a venir a bromear mejor vete. —dijo un poco enojado. 

—Entonces, ¿qué tienes en el menú?

—Bueno, te puedo dar un trozo de carne con una jarra de cerveza, además, ¿tienes dinero para pagarme?

En ese momento me di cuenta de que no tenía dinero para pagar, aunque inconscientemente metí mi mano en el bolsillo, y contra toda probabilidad, me di cuenta de que ¡tenía dinero! sentí unas rústicas monedas y al sacarlas vi que eran de oro,  examinándolas más de cerca pude notar que tenían una inscripción grabada en cada una que decía «1 Tael de oro», luego disimulé mi sorpresa y le dije con arrogancia mientras le mostraba una de las monedas al hombre:

—¿Crees que menospreciar a tus clientes es forma de tratarlos?

Sus ojos brillaron y dijo con una sonrisa interesada en su cara:

—Lo siento joven ya le traigo su comida.

«Espero que no me cobre la comida más cara, al no saber nada de este mundo y de los precios tal vez me engañe pero, ¿qué puedo hacer? además tengo mucho dinero, no me importa mucho», pensé para mis adentros.

—Joven, aquí está su comida.—dijo el dueño del lugar mientras sonreía falsamente.

Lo miré con cara de "no me importa lo que dices" y comencé a comer ya que tenía mucha hambre. Comí como 3 o 4 platos hasta que pude satisfacerme. Al final le pregunté al dueño que cuánto era.

—Son 3 taeles de oro.

«¿¡3 taeles de oro!?», pensé para mis adentros ya que no podía expresar mi sorpresa o tal vez el dueño de la taberna-posada me diría algo, además me sorprendí más porque no pensé que un mineral como el oro estuviera tan devaluado, por eso creía que podía vivir bien por un tiempo con el dinero que tenía, pero qué se le va a hacer.

—Oye, ¿sabías que es malo engañar a los forasteros? —Dijo una voz éterea detrás de mí. 

Ex TerrarumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora