Capítulo I: Criss-Cross

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Lane Loud solo miraba por la ventana de su salón de clases hacia la cancha de soccer, donde la clase de octavo grado -la misma donde su hermano menor Lynn asistía- hacía las clases de Educación Física. Aunque no buscaba al entusiasta deportista, sino a su compañero de clases, Manny.

Desde que Linka le había ayudado en el negocio de animar cumpleaños -casi destruyendo su reputación en el proceso-, Lane solo podía pensar en aquel chico emo, con sus pecas, la mueca de aburrimiento que siempre llevaba consigo, ese culo embutido en esos jeans...

Y ahora, en aquella aburrida clase de Física, la que el profesor solo dictaba la materia asignada, podía ver a Manny vestido con esos shorts rojos.

Estaban practicando relevos. Y Lynn, como siempre, hacía de aquel entrenamiento en una competencia donde él, habitualmente, era el ganador. Aunque con una leve variación; Manny estaba en el mismo equipo que él.

No había corrido mal el chico gótico; había terminado su etapa tercero de cinco competidores... y había empezado cuarto. Cedió el relevo a Lynn inmediatamente. Con aquel impulso, el equipo de Lynn había logrado la victoria.

Como felicitación, Lynn había nalgueado al chico alegremente. Manny solo pudo ruborizarse y miró en dirección a la ventana de la sala de clases de Lane. Este respondió con un ligero enrojecimiento de sus mejillas y una sonrisa. Se le quedó mirando durante unos instantes, hasta que le devolvió la mueca, solo levemente.

«Como me encantaría dejar mi mano enmarcada en sus posaderas...»

—¡Lane Loud! ¿Es esta clase, aburrida, para usted?

El pesado, lento y monótono vozarrón del profesor detuvo aquella cavilación, la cual había dejado al bromista en una situación comprometedora.

—Eh... ¿no?

—Entonces... ¿qué estaba diciendo yo sobre la aplicación de fuerza sobre un objeto en una superficie sin roce?

—Este... ¿es como una barra de mantequilla sobre nalgas sin pelo?

La indignada orden para ir a la oficina de la directora fue apenas audible por sobre las carcajadas de todos los compañeros de la oficina de Lane, quien solo pudo mirar con soslayo a la ventana que daba hacia la cancha.

Manny volvió a mirarlo, aunque preocupadamente.

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Luke intentaba repasar con Lane las mejores fotos de chicas rockeras, como era usual en la habitación de los otros dos hermanos mayores de la casa Loud. Sin embargo, ninguna revista pornográfica sería suficiente para levantar los ánimos del bromista; castigado por cinco semanas sin televisión o salir de la casa -a menos que fuese por su trabajo como animador de eventos- y suspendido por un mes del colegio, Lane solo deseaba ver nuevamente a Manny.

Especialmente en esos pantaloncillos rojos.

—¡Viejo, checa esto! ¡Se parece a mi amigo Sam...! No. Puede... ¡Ser! ¡Es Sam, pero vestido como chica!

Ni eso languidecía la melancólica mirada del bromista; solo pudo imaginarse a Manny travestido.

—¿Estás bien, viejo? Has estado así desde la suspensión. Y ni siquiera era para un mes de castigo... ¡Oiga, profe! ¡Deje a los chicos tranquilos!

Exhalando, Lane respondió:

—Luke... Sabes bien que, tanto tú como yo tenemos intereses amorosos... «no convencionales»...

—Obviamente, hermano. ¿Aún no puedes confesártele?

—No es eso... Bueno, sí...

—¡Ja! Eres un noob, hermano...

Lane y MaggieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora