Capítulo II: Luke/Luna

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Despertando, Lane apenas podía recordar los sucesos del día anterior vívidamente; somnoliento, aún creía que la conversación sostenida con Lévi fue solo un sueño, al igual que el experimento en el que lo había embarcado...

El camarote de arriba se movía frenéticamente, con la música sonando apagadamente. Si mal no rememoraba, la canción con la que su hermano mayor se estaba masturbando era «Back in Black», de AC/DC. Claramente, Sam era su «musa» para aquellas onánicas fantasías matutinas, no terminando hasta dejar el techo embadurnado con semen.

Joder. Incluso, entre las furiosas jaladas, mascullaba el nombre:

—¡Sam ¡Oh, Sam...! ¡Déjame volver a oscurecerte!

Lane, considerando la situación, decidió hacer lo que siempre realizaba en todas las mañanas... Se quitó sus pantaloncillos, masajeó un poco su pene y comenzó a frotar lentamente su pene, sintiendo la erección consolidarse bajo su palma.

Sin embargo, en vez de terminar rápidamente -como Luke acostumbraba-, la litera superior se siguió menéandose por largos minutos, tiempo que sirvió para revelar a Lane la realidad en la que estaba.

No había reparado en el aroma del cuarto, pero todo dentro de este parecía ser... como el cuarto de Linka, si mal no se equivocaba. El perfume en el que sus sabanas estaban impregnadas eran demasiado suaves y dulces para su gusto; en su casa, quizás Loni y Lexx usaban colonias menos intensas, pero se reconocía la masculinidad en estas.

Entonces, echó un vistazo a la cajonera que compartía con Luke. En primer lugar, no recordaba que los graffitis fuesen tan armónicos o redondeados en sus formas. Y esas prendas no parecían calzoncillos... Aunque Luke siempre tenía un par de calzones para que, cuando estuviese con Sam, ponérselos y transvestirlo.

Sus pensamientos quedaron truncados al escuchar un agudo gemido, indicando que el ocupante del colchón superior había finalizados su sesión de onanismo. Luego, una voz gravemente chillona saludó:

—¡Buenos días, Royal Woods! ¿Listos para rockear?

Acto seguido, unas piernas se asomaron hacia el vacío de la litera entre las dos camas. Los pies no se parecían a los de su hermano. Luego, una persona sumamente parecida a Luke cayó al piso de pie, cerca de Lane. Dio media vuelta, se agachó y saludó con un beso en los labios a Lane.

—¡Y buenos días para ti, señorita de larga cabellera...! ¿Lu... Luan...?

Al alejarse de Lane, la chica admiraba perpleja al muchacho, quien aún tenía sus manos ocupadas en su pene. El beso lo había tomador por sorpresa.

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Luan, en cambio, reconoció inmediatamente que no estaba en su habitación. El desastre en el piso formado por las malolientes prendas, ventanas cerradas y tapadas con oscuras cortinas mantenían el hedor a sudor en el cuarto y la litera de arriba se movía más de lo habitual.

Aunque no tuvo que esperar mucho como siempre lo hacía al movimiento del colchón superior. Creyó haber visto una gota cayendo desde el techo.

Sorpresivamente, alguien cae de la litera al piso sobre sus pies. Solo el corte de pelo le indica a Luan que Luna no estaba allí. Cuando esta persona se rasca una de sus nalgas, pudo notar que no llevaba ropa interior... Extrañamente similar a Luna, sí.

Luego, esta persona se da media vuelta a saludar a Luan... mostrándole su ya flácida verga.

—¡Despierta, dientón! ¡Hoy es un gran día!

-No sé quién eres, pero no menees esa salchicha. No se juega con la comida, ¿entiendes?

Al escuchar la femenina voz, Luke se detuvo.

Lane y MaggieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora