Capítulo 5

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Anita ¿ te conté que era un niño problema?, me volaba de clases, sólo para ir de pesca con Don Zarja, así le decían aun triste y abrumado pescador, siempre decía mientras preparaba su red de pesca, que algún día el mar le devolvería lo que se le llevó ya hace mucho. Nunca supe lo que era hasta aquel día gris. Como siempre me volaba de clases, para embarcarme en la "Bella" así se llamaba su barco, ya había elevado anclas. Mis gritos los escuchaban todos en el pueblo; mientras nos alejábamos podía ver a la abuela gritando, le decía que todo estaría bien.

Cuando regresábamos, Don Zarja siempre me daba una parte de la pesca, vendía y llevaba a la casa. Mi abuela me esperaba con una cara de enojo pero, al verme bien sonreía, comíamos y luego caminábamos por la orilla de la playa mirando la luna y su hermoso reflejo sobre el mar. Entonces aquel día lo vimos, Don Zarja sentado en la orilla del mar, tambaleándose de un lado al otro, cantando y llorando, cuando nos acercamos, notamos que algo no andaba bien. Se había dado por vencido después de tantas noches de llanto.

Su familia pereció bajo la fría noche de aquel 14 de mayo de 1980, cuando el huracán que azotaba el puerto se llevó a sus amadas; su esposa Marina y su hija Geraldine fueron unas de las 55 víctimas que el siniestro se llevó. Don Zarja solía decir que el mar se las tragó, por esa razón, tomó su barco, elevó anclas y se alejó; lo vi navegar hacia la tormenta que se aproximaba, jamás lo vi regresar, aunque esperé bajo la lluvia, nunca regresó.

Un mes después unos pescadores trajeron a la bahía lo que parecía ser los restos de un barco, supe era el suyo por el título "La Bella".

Si jamás te conté esto, ahora en esta larga carta de despedida lo hago.

Me quede ahí en mi vieja choza, recordé por primera vez, no pensé en nuestros momentos sino en mis memorias; volví a pescar, de nuevo el olor a marisco sentí, las raíces de mi corazón volvieron a abrirse paso y se sembraron ahí.

Conocí a Laura la nieta de Freddy "el cantinero" mientras descansaba y tomaba una cerveza la vi, no dejaba de mirarme, su sonrisa era poco agradable, tenía problemas para caminar bien y llevaba un parche en un ojo, pero aun así había algo en ella que me recordaba a ti, después de todo era una mujer con defectos como todas, pero una mujer al fin; nos hicimos amigos, claro le dejé que a pesar de su gusto hacia mí, no podía amarla, era tímida para decirlo. A veces me llevaba pan, frutas, arepas y otras cosas, era muy detallista y le gustaba oírme hablar de ti y de mi profesión.

Nunca imaginé que estaba embarazada hasta que me lo confesó, se hizo un nudo en mi garganta cuando le dije que no podía casarme con ella, pues te amaba y ella era una amiga. Me marché de ahí después de cuatro meses, no sin antes aclarar aquel malentendido con Freddy; resultó que Juancho su ahijado, era el padre de la criatura, este no quería responder por él, no sé cómo habrá terminado, de algo estaba seguro, era del cruel futuro que se avecinada para ella, si no tomaba el control, irse y buscar su propio camino, un lugar lejos del estresante padre de su hijo.

Regresé a la ciudad en época navideña, fue más triste, sobre todo cuando me encontré con tu amiga ratoncita, me dijo que vivías en Francia con tus padres, parece que tu pérdida de memoria fue irreversible ni siquiera hablabas con ella, todo había cambiado totalmente en nuestras vidas. El caos entró en ellas y jamás se marchó.

El último día del año me encontré con Leon el enfermero de rehabilitación, con el cual me hice amigo, en un bar muy conocido de la ciudad, hablamos de lo que había ocurrido en nuestras vidas y brindamos por el nuevo año. Juramos que las cosas serían distintas y así fue. Me contó que su corazón estaba fallando, que necesitaba un trasplante, fue muy duro escuchar a Leon decir eso. ¿Acaso estaba destinado a estar solo en el mundo?, cuando nos despedimos, Leon y yo nos prometimos volver a vernos algún día en esta vida o más allá de la muerte.

Regresé a mi profesión, proyectos importantes realicé, todo era vacío personalmente, pero lleno de quehaceres en el trabajo. Me topé con ex novias, mujeres hermosas, con las cuales laboré por mucho tiempo, gocé de los placeres sin sentir el corazón latiendo en mi interior, como solía hacerlo cuando estaba contigo.

Rosa María era una compañera de trabajo la cual conocí hace poco, llevaba tres años en la empresa y jamás le había puesto atención; era una gran arquitecta, estuvimos juntos en muchas reuniones, conferencias, fiestas de aniversarios juntos, pero jamás habíamos cruzado una palabra.

Una noche de viernes por alguna razón decidí cambiar mi aburrido fin de semana y me fui de fiesta con algunos de mis compañeros, entre ellos estaba María, era alta, delgada, cabello oscuro y ojos marrones, su sonrisa parecida a la tuya, es extraño que diga esto pero, me sentí atraído no sabía si era su físico, lo cual siempre me recordó a ti.

Esa noche me divertí mucho, lejos del alcohol, lo mejor de todo fue que después de tanto tiempo sin hallar una confidente, la encontré en esta extraordinaria mujer. La llevé a su casa como gesto de gratitud, cuando nos despedimos estacioné mi auto y caminé por el parque, te recordé; me preguntaba una y mil veces si era justo volverlo a intentar, especialmente esa noche en la cual sentía que volvía a la vida. Me senté en la orilla del lago y por primera vez en mucho tiempo, vi el reflejo de una chica a la cual siempre amaré, se ahogaba, ya no había luz; en medio de la ilusión intenté alcanzarlo y caí, ¿era absurdo lo que estaba haciendo? o ¿sólo un intento desesperado por retenerte en mi corazón?

La volví a ver en su hermosa sonrisa ¿era Rosa María tu reemplazo? o ¿talvez un premio de consolación? ¿A qué jugaba mi mente? Los días pasaban y mi amistad con Rosa María era cada vez más estrecha. Así que decidí buscarte, emprender un vuelo a Paris y saber de una buena vez por todas, si había una oportunidad, no ilusioné a María le conté todo pero, jamás le di esperanzas.

Recuérdame AnitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora