Capítulo 8

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Uruha's P.O.V

Luego del encuentro con el negro, comenzaron a salir gases sedantes de las paredes más potentes que los de Aoi en la mañana y caímos en un profundo sueño.

Secuestradoras P.O.V

Nuestro plan malévolo se estaba llevando a cabo a la perfección. Recolectamos los gases mañaneros de Aoi y los mezclamos con sedantes, la mezcla perfecta para dormir un caballo. Al despertar no entenderán que está ocurriendo.

Uruha's P.O.V

Me desperté mareado, confundido y con una sensación a mierda en la nariz. Me sentía pegajoso y friolento en la sección del escroto, como reflejo humano decidí bajar la mirada para ver qué ocurría con mis testículos.

"Que carajo?"

Tenía los huevos bañados en salsa barbacoa y mi cuerpo estaba cubierto en pollo frito. Había un delicioso y suculento Crispy Strip amarrado a mi miembro viril. ¿Qué sucede con estas locas? Ya me estaba acostumbrando a las constantes torturas y los maltratos a mi cuerpo humano, aunque tengo que admitir en que parte me gusta, me hace sentir atrevido y deseable para todo hombre. Hablando de eso, ¿Dónde está mi amigo el gordito?

De pronto la puerta se abre y veo a una de las secuestradoras, esta me toma de la cabeza y me voltea 180 grados. Al ver, me di cuenta que se encontraba Aoi crucificado en una cruz de telgopor, vestido con una toga y con una bella flor en su cabello.

Aoi's P.O.V

Al abrir los ojos me di cuenta que estaba flotando en el paraíso, Uruha estaba con un traje de pollo frito y salsa barbacoa sobre su dulce lombriz y sus dos pequeños pichones. De un segundo a otro me encontraba tirado en el piso, la cruz no aguantó mi volátil peso. Me faltaba un diente, me tragué una muela y se me paró la chota.

Comencé a arrastrarme en pose de felino, ya encontré a mi presa, y se veía suculenta. Tenía una mirada aterrada, como si estuviera asustado de que fuera mi presa. Luego de eso me dejé llevar.

Uruha's P.O.V

El estúpido de Aoi partió la cruz y se rompió la boca, estaba asustado porque comenzó a arrastrarse con todas sus fuerzas mientras le chorreaba la sangre de la boca y se le paró la chota, que cumplía la función de tercer pierna.

Saboreo cada pieza de pollo frito que se encontraba en mi cuerpo, incluyendo la salsa barbacoa que cubría mis testículos. Todo iba muy placentero hasta que llegó a la salsita de mi pene,  acto después, ví que me salió un chorro de sangre...


"Mierda"

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