III

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Atención, este capítulo contiene partes con seczo salvaje, se recomienda discreción.
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Abril, este era un mes importante, era el mes de Vegetta 777...
Y justo ese día era el especial, el gran día, el cumpleaños de Samuel de Luque.

Guillermo tenía todo preparado para sorprender a su novio, Corbata, mangas largas, zapatos limpios, un saco, y pantalones bien planchados, todo eso estaba en su cama, esperándole, mientras salía de la fría ducha, llevaba como máximo dos minutos dentro, y Samuel regresaría en cualquier momento.

Samuel se creyó que Guillermo solo le había obsequiado un beso, un abrazo, miles de buenos deseos y un hermoso reloj, pero ¿Como Guillermo no iba a hacer algo más? Tratándose de Samuel, el quién le ha dado todo... ¿Como no querer darle más?

El agua caía en su espalda, en su rostro, en todo su cuerpo, y con sus manos la retiraba de vez en cuando.

— Joder...
Las malditas llaves siempre se atascaban, y Samuel quería pasar su cumpleaños con su novio, el primer cumpleaños con este como novios. Logró abrir la puerta, y entró, encontrándose con la cena lista, en una mesa todo bien servido, vino... ¿Vino? Vaya... Guillermo se había esforzado, pero el pícaro seguía en la ducha, normalmente Samuel avisaba antes de llegar, Samuel, quién sonrió al saber que todo aquello era para él. Y así, se dedicó a buscarlo, mientras Guille no sabía nada.

Luego de buscar en la habitación dónde por cierto, esperaba encontrarse a un chico vestido de gatito sobre la cama, pasó por la habitación dónde grababan, la sala de estar, y, sí, él sabía que eso no era apropiado, pero también pasó por el cuarto del baño, y allí encontró al chico pelinegro y delgado, en la ducha.

Venga, era su cumpleaños, tenía dos opciones; entrar con el chico o esperar a que este salga, y no era nada de sentirse culpable de estarse despojando de todas sus prendas si estaba en derecho por ser su cumpleaños.

Guillermo con los ojos cerrados hacía caer más agua, mientras sintió una mano es su cintura, alguien estaba detrás de él, y no cualquier alguien, un Samuel de Luque ya Caliente si se podría decir. Y otra mano en su cintura. Si Guillermo no conociese esas manos ya, probablemente ya hubiese tirado al tipo de un manotazo, pero en cambio, solo se sorprendió y dio un pequeño salto, y se estremeció por completo al sentir el cuerpo de Samuel contra el suyo, dejado su cabeza en su hombro, topando aquella barba con su cuello.

— Regresaste antes.- Habló Guillermo.

— Hola, también me alegra verte Chiqui...
Guillermo rió, y Samuel le besó.

Wigetta; Especial Navidad 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora