Prólogo: comienzo.

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Narra Alai

Hasta mis siete años yo era una niña feliz, llena de osos de peluche, llena de hermanos, llena de mimos de mi enorme familia, abrazos y besos, cada día me sentía más y más feliz de ser quien soy y por la vida que yo creí que me tocaba. Mamá y Papá orgullosos de mi, felices, me veían como una niña hermosa e inteligente, siempre feliz y sin preocupaciones, al igual que toda niña de esa edad. 

Mi familia estaba integrada por mi Mamá Alisson (33 años), mi Papá Robert (35 años), mis hermanos Ethan (7 meses), Bastián (4 años) y mis hermanas mellizas (de 2 años) Catherine y Sthephanie. Éramos una enorme familia feliz.

Todos los días me despertaba Mamá con el desayuno en la cama y con un enorme beso, para luego de desayunar, vestirme e irme con Papá a la escuela.

Pero un día, al llegar a casa con mi Padre luego de un largo día de escuela, se encontraba la tía Geraldine en casa, fui feliz a saludarla, la abracé, estaba todo perfecto hasta que me dijo que ella se quedaba a cuidarnos por que nuestros padres se iban de viaje , algo que a mi no me agradaba para nada, ya que yo no podría pasar días sin ellos, eran mi razón para estar feliz, mis héroes, mis padres eran mi mundo. Luego de enterarme que se iban a Francia, ellos y las maletas que estaban en la puerta me lo terminaron de confirmar.

El taxi llegó, mis padres me abrazaron, yo lloraba mucho, se iban un mes, un mes para mi era muchísimo, yo amaba a mi tía Geraldine pero sin ellos me muero. Mi tía me explicó que ellos necesitaban unas vacaciones, que un mes se pasaba rápido, me dijo que deje de llorar, y me termino de tranquilizar al darme un chocolate; abracé por ultima vez a mis padres y me quedé mirando como el taxi se iba alejando.

Cuando entré a mi casa, me puse a jugar con mis hermanos, luego mi tía nos leyó un cuento, después nos llevó a tomar helado, me hizo olvidar un poco de esa despedida tan fea para mí. Cuando llegamos a casa nos acostó a todos, eran las 10 de la noche, demasiado tarde, pero las mellizas no dejaban de llorar, hasta que se durmieron nos pudimos dormir todos; suerte que mañana era sábado y no importaba mucho la hora que nos dormíamos.

Al día siguiente me desperté, estaban todos durmiendo, menos Geraldine que estaba en la cocina hablando por teléfono, muy desesperada, me acerqué a ella, y al mirarla estaba destrozada, sus ojos estaban muertos, estaba con una cara llena de asombro, y ahí fue cuando me dijo:

-Lo siento mucho chiquita, ustedes van a estar bien, se los prometo- me dijo abrazándome y llorando desconsoladamente.

Yo no entendía nada, ella no dejaba de llorar, yo no sabía por qué, a lo cual opté por abrazarla sin decirle absolutamente nada, pero ello me insistía diciéndome que yo iba a estar bien.

Esta es la parte en la que mi mundo cayó, se rompió por completo, exactamente fue cuando mi vida se tornó por completo gris

Se había caído el avión en el que iban mis padres, murieron. Me lo dijo mi tía muy preocupada varias horas después..

Semanas después me encontraba en un orfanato, con Bastían (mi hermano), llorando y sin esperanzas de que nada bueno pasara. Nunca pensé pasar el día de mi cumpleaños numero 8 en un orfanato, ese fue un gran trauma para mí, quedar huérfana a los siete años.

Geraldine se quería llevar con ella a mis hermanas mellizas, pero no pudo, ella era demasiado joven, no tenia mucha plata, vivía sola en un lugar que por suerte al menos luz tenía de a ratos, se olvidaba de pagar sus cuentas, su vida era un gran problema como para quedar a cargo de dos bebés. 

A las mellizas Catherine y Stephanie la las llevaron a otro orfanato, al igual que a Ethan.

Pasamos de ser una gran familia feliz, a ser esto, niños huérfanos, con una enorme vida por delante, una vida horrible.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2017 ⏰

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