Gardenia [Voltron: Legendary Defender / Klance]

Gardenia

Disclaimer: Voltron: Legendary Defender y sus personajes no me pertenecen. La imagen de la portada tampoco, y fue realizada por Kasumi-Keiko.

NA: Nunca en mi vida había sentido tanta presión por tener que terminar un fic. Esta historia fue creada para celebrar la Voltron Angst Week que se está desarrollando en Tumblr, y aunque mi idea original era participar en todos los días... fallé. Pero quise por lo menos participar en uno y aquí está. Vendría siendo el sexto día cuyo prompt es secret/secreto, el cual fue ayer y lo subí en FF, pero recién hoy lo publico aquí. Hice todo lo posible para mantener todo bajo el contexto de ese prompt, y aunque me siento algo insegura y no sé si es lo suficientemente angst, espero que les guste.

pd1. La hanahaki disease es una enfermedad ficticia donde la persona tose (o vomita, pero prefiero tose) pétalos o flores cuando sufre de un amor no correspondido. Por otro lado la gardenia, en el lenguaje de las flores, puede significar amor secreto.

pd2. La portada corresponde a un hermoso fanart hecho por Ichtudirweh (en Fanfiction). ¡Muchísimas gracias, es precioso!

pd3. Tuve un enorme cortocircuito con el tema de Keith panadero.

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Gardenia

[Secret/Secreto]

Lance jamás disfrutaba de la imagen de los pétalos de gardenia hundirse como si fuera algo banal en su tazón de té de durazno, o cuando se mezclaban descaradamente con las doce gotitas de endulzante de su café. No los quitaba inmediatamente porque al verlos su mente se apagaba, y terminaba revolviéndolos por unos cuantos minutos con la cuchara haciendo tintinar la cerámica como si eso fuera la única pista que tenía para comprender que no estaba atrapado dentro de un mal sueño. Su habitación tenía el aroma de las gardenias impregnado, la garganta comenzaba a dolerle, el aire le llegaba con dificultad a los pulmones y aunque los pétalos no sabían a nada igualmente terminaban dejándole un sabor amargo en la boca por culpa de su psiquis.

En un principio creyó que podría lidiar con ello, y pronto supo que las cosas se escaparían de sus manos como las gardenias de su garganta. Sus sentimientos eran tan incontenibles como los suaves pétalos blanquecinos, y cada día que transcurría observando esos ojos oscuros y la greña mal cuidada las cosas empeoraban hasta un punto que le resultaba tragicómico. Su amor secreto de gardenia no dejaba de florecer y Lance sabía que al llegar a su máximo esplendor pronto se apagaría llevándose a él consigo.

La primera vez que lo notó, fue luego de un minutero anunciando que el tiempo se había acabado (y para él, detenido) en conjunto con un brinco para nada deseable de su corazón. Ese día el hecho de vivir solo en el departamento que arrendaba mientras estudiaba le había pesado más que los otros días porque todavía no se acostumbraba al silencio, tenía una investigación que realizar y no había nada (o nadie) que lo distrajera. El ruido de la televisión y los snacks de la despensa no se comparaban con el barullo que emergía de las cuerdas vocales de una persona que respiraba de tu mismo aire y captaba los mismos estímulos. Lance estaba acostumbrado a tener un gran número de personas bajo las mismas paredes, y aunque cuando tuvo que despedirse de su familia se sintió aliviado de poder ser todo un adulto en una nueva ciudad, en secreto los extrañaba tanto como extrañaba un plato casero sobre la mesa.

Echó un vistazo a su alrededor observando la limpieza del lugar por haber hecho aseo en la mañana, y su notebook con un Word abierto que estaría prácticamente en blanco si no tuviese el título de la investigación escrito. No sacaba nada con autoengañarse, el trabajo era para dos semanas y él no funcionaba en su máxima eficacia a menos que estuviese bajo presión con cuarenta y ocho horas en cuenta regresiva. Es por eso que sacó su celular y llamó a Keith, porque aunque según él eran enemigos declarados y su relación se basaba en competir en nimiedades de la vida, la verdad es que eran prácticamente mejores amigos desde la escuela y sólo ellos se podrían comprender en su idioma. Se divertían "discutiendo" el uno con el otro cuando todo lo que hacían era conversar sobre ellos con palabras y con gestos, dándole esa pizca de emoción que Lance necesitaba cuando sentía que le faltaba con quién pasar el rato. Keith respondió al cuarto timbrazo, le preguntó que por qué mejor no le había mandado un WhatsApp y Lance se negó porque era de los pocos que prefería las llamadas a los mensajes por ser más rápidos. Fue directo al grano pidiéndole si podía ir a pasar un rato a su casa porque "no tenía que estudiar y se estaba aburriendo", y que no tenía ningún problema en llevar un par de pizzas con pepperoni si con eso obtenía el sí.