POEMA IX

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La devoré como un loco desenfrenado, recorrí su espalda con mi lengua húmeda, probé del néctar dulce que expulsan sus labios y me ahogué en el océano de sus senos.

¡Dios! Su cuerpo es arte ante mis ojos y si ella piensa lo contrario es porque solamente se ha visto sin ropa y jamás lo ha hecho desnuda.

Además de desnudarle el cuerpo mis manos desnudan su ser, sus miedos, sus sueños, su alma entera de cabeza a pies, de ojos a corazón.

Le he practicado sexo oral a sus mentiras, lo hice una y otra vez hasta sacarles verdades, acariciaba sus miedos y besaba sus sueños hasta que su respiración se agitaba, hasta que se tiraba encima mío dispuesta a devorarme la boca y arrancarme el alma con sus garras.

Le practicaba sexo oral a sus mentiras hasta sacarles verdades, hasta que se viera completamente desnuda y no solamente sin ropa, hasta que se sintiera segura de sí misma.

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