Conejo se había ido, ya era de noche. ¿Qué podía hacer? Nada. Aún que.. Tal vez me levanté de mi cama, me quité los sueros y estúpideces que me habían puesto para la intoxicación, si. Los piquetes de aquellas agujas sangraban de una manera algo fluyente, de poco a poco se iban dibujando extensas líneas de sangre hasta que estas llegarán a sus manos y comenzaran a gotear de sus dedos.
No había mucho que hacer así que solo me levante de la cama con cierto cansancio, notaba como la palidez de mi piel se reflejaba en la oscuridad, era algo extraño. Mi cabello largo y oscuro se revolvía a como caminaba, procedí a abrir la puerta de aquel extraño hospital, al abrirla no encontré mayor sorpresa. Un pasillo extenso y oscuro, como si de una película de terror se tratara.No había razón por la cual temer, no había razón por la cual buscar una luz que iluminara.
Mis ojos cafés quedaron vacíos, un rostro inexpresivo se encontraba en esta cara. Mi largo cabello suelto se mecía continuamente al caminar buscando 'nada'. Realmente no había nada que buscar ni que querer, las preguntas que se había plateado el tiempo anterior no era necesario contestarlas porque ya no había razón para hacerlo.
De un momento a otro, todo cambió. Dí un paso en falso y fue como si el tiempo se hubiese detenido de manera eterna, en realidad eso no eme importaba continuaba caminando, de un momento a otro el pasillo no se acaba y por alguna extraña razón había una cajilla de cigarrillos tirada en el suelo junto a un encendedor era como si alguien quisiera que yo las encontrara.
Realmente me dio igual y las tomé, prendí un cigarro y le dí caladas mientras caminaba, no tengo idea de si esperaba algo. ¿Acaso así eran todos los jodidos hospitales? ¿Con pasillos eternos? ¿Qué no todo por la tarde parecía fantástico e inigualable? Que asco.
No pasaron ni unos minutos cuando ya sentía aquellas pesadas miradas sobre mí, como si en las ventanas/puertas se encontraran personas que me miraran mal, que me dijeran cosas.. ¿Acaso estoy caminando hacía mi muerte? ¿Los doctores no pudieron salvarme? Mis oídos se aturdieron por un momento, una niña de cabellos blancos largos comienza a caminar hacía a mí con el rostro hacía abajo, tengo más opción que parar en seco, libero el humo de mis pulmones y decido mirarla. ¿Le ocurre algo? ¿Por qué está aquí sola? Es una niña, ni siquiera mide los 1.50, por favor.
"- Monster, How should I feel? creatures lie here looking through the windows.."¿Susurró acaso? Aquella voz tan profunda, tan dulce. Que asco, en mi garganta se hizo un nudo al instante. ¿Qué era esta sensación que ni siquiera las pastillas pudieron hacerme sentir? Era.. Era miedo. Mis manos, mis labios.. Mi cuerpo en si comenzaba a temblar, mi instinto que gritaba que debía salir corriendo de ahí más mi rostro se encontraba frío y inexpresivo como de costumbre. ¿Qué me ocurre? ¿Acaso este jodido sentimiento quiere dominarme? No, ni esto ni nada me dominará. Casi por instinto tomé el pequeño cuello de aquella niña, su piel estaba pálida, como si de un muerto se tratara además de que estaba fría, no era la clásica calidez de las personas las cuales tocaba, tal como la mano de Conejo o del.. Sombrerero.
Estrujé el cuello ajeno ocasionando que.. Levantara la mirada, esa mirada tan extraña. Ojos de diferente color.. Uno morado y uno azul, un rostro inexpresivo. Era parecido al mío. No.. No somos iguales, no lo somos y nunca lo seremos. No tengo idea de qué ocurrió pero.. Todo perdió su color, todo se volvió blanco con líneados negros, en el rostro de la niña se dibujó una macabra sonrisa. ¿Por qué ocurrió aquello? ¿Estaba dormida acaso? ¿Estaba teniendo una pesadilla? Todo es irreal.. ¿Verdad?
No, todo parecía real, muy real. El tacto lo demostraba al igual que los temblores de mi cuerpo. Pasaron unos pocos segundos y.. Todo parecía normal, no espera. No, no, no. Esto no puede estar ocurriendo. ¿Cómo es que esa niña tiene mi apariencia? ¿Por qué mi piel es pálida siendo que debería ser color canela? ¿Por qué mi cabello es mucho más largo y blanco? ¿Por qué ella tiene mi apariencia? Sus ojos, sus ojos.. Sus ojos se volvieron completamente oscuros y comenzaron a sangrar, aquel muerto cuerpo dejó de responder.
Solté aquel frío cuello, di unos pasos hacía atrás pero. Esa oscura sangre me seguía y me rodeaba llegó un punto en el que todo se volvió oscuro, cerré mis ojos por un segundo, al pasar este los abrí de nueva cuenta. Al parecer estaba cayendo en un pozo sin fondo, un pozo oscuro, un pozo muerto. Como yo..
Una suave melodía comenzó a retumbar en mis oídos volviéndose un eco interminable, era.. Era una canción de cuna, ya la había escuchado.. Fue cuando, cuando caí dentro de aquella fuente.
[Flashblack]La casa de Marseille siempre ha sido una de las más nobles, se dice que sus herederos llevan la nobleza en la sangre desde hace años y esto se nota a flor de piel por sus perfectos modales. Esta casa fue bendecida con una niña de cabellos oscuros y ojos café, fue llamada Alice ya que se creyó que sería el 'pilar' que sostendría y le daría seguimiento a la familia, una más de sus herederos.
Desde que comenzaba a gatear Alice fue fascinada por las maravillas que se encontraban en el jardín real, después de todo un jardín así tendría animales, una gran fuente, preciosos arboles, arbustos, etcétera.
A conforme la niña crecía era complacida por sus padres, agrandaban el jardín, llevaban animales y cosas por el estilo.
Al cumplir los 15 años, una de aquellas noches al terminar la cena y que todos se fueran quedando sola con Alice, su Tía Imogene le cuenta uno de sus delirios como si fuese una historia verdadera.
"Alice, Alice. Se cree que por las noches en tu jardín aparece un gran conejo blanco que cumple deseos a cambio de azúcar. Nadie lo ha visto porque nadie ha tenido el valor de hacerlo, una vez me cumplió un deseo a mí, me dio a un príncipe azul que siempre estaba a mi lado cuidándome y.."
La señora siguió y siguió hasta que la bonita Alice cayó en un bello sueño donde estaba con un príncipe de rojizos cabellos, pocas horas después ya en la madrugada se levantó y fue hacía la cocina para tomar una pequeña taza de detalles hermosos, la llenó de azúcar y curiosa corrió hacía el jardín sin hacer mucho ruido.. El cielo estaba oscuro, el clima era frío, la mayoría de animales estaban dormidos, Alice al llegar se sentó en una de las pequeñas bancas blancas que se encontraban ahí esperando la aparición de tan deseado Conejo.
Ya era bastante tarde, el sueño comenzaba a dominarla de una manera lenta pero la aparición de un gran, pero gran conejo la levantó. Era de color oscuro, buscaba.. ¿Azúcar? Si, eso. Este se acercaba a un pequeño panal de abejas que estaba ahí, como si de un oso se tratara lo mordió partiéndolo en dos dejando caer la miel de sus grandes dientes al piso, al momento en el que Alice se acercó para hablarle y entregarle la azúcar las abejas atacaron asustando así al Conejo obligándolo que saltara a la fuente, donde curiosamente se hundió y no volvió. Alice no dudó en saltar tras de él, ya que quería un deseo.
Antes de saltar tomó aire y apretó la taza con fuerza porque fue en vano, pocos minutos después vio como su taza desapareció al igual que la azúcar. Comenzaba a quedarse sin aire, cerró los ojos pensando que iba a morir, cuando no podía más abrió la boca y tomó un gran respiro lo cual se le hizo extraño.. Estaba debajo del agua. ¿No? Entonces, ¿Cómo es posible que pueda respirar?
El agua parecía estar iluminada, llena de vida, una bella canción de cuna se hizo presente acompañando así de una manera amable aquel ambiente único.
[Fin del Flashback.]