Masoquismo

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Pov. Shiki
Fue muy gracioso ver como aquel pelirrojo abofeteó en el rostro a Urie. Ver como Urie reprimía sus impulsos de matanza en contra de su voluntad hacia el vampiro, me provoco gracia al verlo suprimiendo su fuerza.

Es muy aburrido estar buscando algo de mi interés en cada habitación. Ya llevo media hora buscando algo y lo único que he encontrado ha sido: dagas, libros, dulces y etc.

Eh...acabo de escuchar un ladrido provenir del jardín exterior, esperó que ocurra algo interesante o sino me largare de esta casa aunque me torture Rem si lo hago, eso no suena nada mal.

-Guau...Guau—. Vaya parece que encontré a la bola de pelos con el masoquista de los Mukami, Azusa.

-quien eres tu?—. Azusa hablo molesto señalándome con una daga de plata.

-Puedo ser quien tu quieras...tu muerte o tu salvación—. Hable juguetón, que aburrido es Azusa y yo que pensaba que teníamos igual pasatiempo.

-Shiki, es mi nombre—.  Aproveche el momento en que el se distrajo y le arrebate la daga que tenía en su mano.

-Quedate...con esa...daga como recuerdo—. Si este tipo sigue hablando lento creo que lo mataré porque ya me esta comenzando a estresar. Tironee de mi cabello pero sin arrancarmelo, tampoco estoy tan loco para quedarme calvo.

-Gracias, supongo —. Sonreí falsamente mientras observaba las vendas que tenia en sus brazos.

La bola de pelos al ver que nadie le hacia caso se alejo moviendo su cola. De seguro va a buscar a Ritsuka, perro faldero oportunista.

—Porque traes vendas, Azusa?—. Mire sus vendas por una vez más tratando de ver si tenia más heridas.

Pov. Yui
Salia de la habitación después de aquel alboroto que causó Ayato. A veces me preguntó si los vampiros sentirán vergüenza.

Lo bueno de haber conocido a los demonios fue el conocer a Ritsuka, creó que por primera vez tendré a alguien en quien confiar y si se puede una amiga.

Caminaba por los pasillos cuando escuche un ladrido, podría ser... Un perro?. Corrí lo más rápido que pude hasta donde provenía el sonido y lo que vi fue un pequeño perrito de pelaje marrón claro con crema, tan lindo. Me acerque a él y le acaricie la cabeza, su pelaje es tan suave.

— Estas perdido, pequeño? — Leí un nombre en su collar, su nombre es Roen. El perrito comenzó a lamer mi mano juguetón.

—Yo no diría perdido—. Escuche una voz detrás de mi y voltee asustada.

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