Capítulo 2/4

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Capítulo 2: Pulsera Naranja

Cogí la bolsa de patatas fritas y me tiré en el sofá para comérmelas. Me sentía igual que en la famosa canción de Bruno Mars, sin ganas de hacer nada. Encendí la tele y comencé a hacer zapping apenas prestando atención a los programas que aparecían en la pantalla. Estaba solo en casa, ya que mi madre estaba trabajando y Angy había salido con su novio Liam por ahí.

Tras un rato viendo un aburrido programa de cotilleos oí el sonido del timbre.

—¿Es que no puedes llevarte llaves? —dije molesto mientras abría la puerta esperando encontrarme a mi hermana trás ella.

—Lo siento, no tengo llaves de tu casa.

Parpadeé un par de veces atónito. El chico de la biblioteca, Louis, se encontraba ahí parado frente a mí con una sonrisa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté extrañado.

Él metió la mano en su bolsillo y después la extendió hacia mí. ¡Tenía mi pulsera naranja!

—Se te cayó ayer en la biblioteca. Quise dártela pero te fuiste corriendo.

Yo la cojí para ponérmela de nuevo. Menos mal que él la había encontrado, esa pulsera era especial y no me hubiera gustado perderla.

—Muchísimas gracias, no sé como no me dí cuenta —contesté realmente agradecido.

—Es importante para tí esa pulsera, ¿verdad?

Yo le miré asintiendo.

—Mi madre dice que la llevo desde siempre, me la regaló mi mejor amigo en el jardín de infancia.

Por unos segundos hubo un silencio incómodo en el que ninguno sabía que decir.

—¿Quieres pasar? —le ofrecí.

—Ejem... No quiero molestar...

—No molestas, estaba aburrido. No hay nadie en casa.

Louis se lo pensó unos segundos pero al final accedió a entrar. Fuimos al salón de nuevo sentándonos en el sofá. Una pregunta me vino entonces a la cabeza.

—Oye —dije mirándole—. ¿Cómo has sabido dónde vivía?

—Te he visto entrar a casa muchas veces, vivo al final de la calle —contestó sonando obvio.

–Ah... Seguramente te habré visto muchas veces también, lo siento por no acordarme, es que... perdí la memoria hace un mes.

Agaché la cabeza. Me dolía no recordar, me sentía estúpido. Quizás si no hubiera vivido metido en mi burbuja encerrado en casa todo este tiempo desde el accidente, le habría visto por la calle o algo al menos.

—Hey, no pasa nada, no pongas esa cara —Louis me dió un pequeño golpe en el hombro queriendo hacerme sentir mejor.

Yo me revolví el pelo intentando apartar esos pensamientos de mi cabeza y le dediqué una sonrisa forzada. Estubimos un rato ahí tirados mientras comíamos patatas fritas y reíamos viendo el programa de MTV "Verguenza Ajena". Me sentía a gusto al lado de Louis, como si le conociera de toda la vida.

Era tan... cercano. Apenas me conocía pero me hacía reir, me encantaba su forma de ser. Y no podía parar de fijarme en lo perfecto que era, su mirada, su voz, su preciosa sonrisa. No era capaz de encontrarle ni el más mínimo defecto.

—Oye, ¿por qué no te quedas a cenar? —me atreví a preguntar después de un rato—. A mi madre le encantaría que, por primera vez, trajera un amigo a casa.

Surferos ~Larry (mini-novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora