El amor que sentía Makoto por las muñecas de porcelana no nació de la noche a la mañana, no, todo este amor fue implantado en el de una forma algo cruel pero a la vez hermoso, pero está bien de eso se compone la vida después de todo de cosas hermosas y crueles. La infancia de Makoto fue feliz ya que tenia a sus tres grandes amigos y uno de ellos era un príncipe aun que el castaño era más cercano al más bajo de sus amigos, Haruka Nanase, el más alto siempre debía cuidar de el ya que Haruka era muy propenso a enfermarse en especial por el hecho de que nació con problemas a sus pulmones era por esto que Makoto siempre le hacía muñecos a su amigo cuando estaba en cama, comenzó con muñecas hechas de paja, luego de trapo y así sucesivamente, el chico de semblante serio no lo decía pero amaba lo que su amigo hacia para él, era simplemente hermoso no importaba de que material estuviera hecho ya que este se las ingeniaba para que quedaran tan hermosas como si fuesen compradas, un día mientras los tres amigos jugaban, Rin tuvo una idea.
- ¡Makoto!, ¡Tengo una maravillosa idea la cual te beneficiara!
- ¿Uhm?, ¿De qué trata Rin?
- Como seré rey prometo comprarte una casa para que trabajes haciendo muñecas y te ayudare económicamente para que les puedas muchas muñecas a Haru.- El de menor estatura solo bajo la vista apenado demostrando que la idea le agradaba, Makoto asintió con gran alegría.
- ¡Bien!, pero Rin, no puedo simplemente aceptarlo.- En ese momento el pelirrojo cerro su ojo derecha mientras sonreía.
- Me pagaras con muñecas.- Makoto y Haruka intercambiaron miradas confundidos pero a pesar de aquello Makoto acepto alegre ya que podría trabajar en lo que le gustaba a su mejor amigo y a él, estaba feliz ya que cada vez que hacia una muñeca Haruka sonreía y las sostenía con amor mientras su mirada denotaba calidez, era una de las pocas pero preciadas veces que veía a Haruka cambiar de expresión.
Pasaron varios años y Makoto continuo haciendo muñecas de todo tipo aun que se dedico a las de porcelana ya que eran las favoritas de Haru, sin embargo, un fatídico día Nanase Haruka cayó enfermo a causa de sus pulmones que no se encontraban del todo bien, ese mismo día el castaño le había llevado un muñeco que representaba a un príncipe hindú junto con su sirviente al cual se le dio el nombre de Agni, Haruka sostuvo al príncipe y se le quedo mirando atento hasta que de su boca salieron unas palabras que dejaron al más alto perplejo pero a la vez feliz.
- Algún día quisiera ser tan hermoso como él.- Era sumamente extraño que Haru dijera aquellas palabras, no eran propias de él.
- Que cosas dices, Haru, tu ya eres perfecto tal cual eres, ¿Cómo te atreves siquiera insinuar algo así?
- Makoto, de verdad tus muñecas se les puede envidiar bastante, el acabado y el cabello, los ojos, la ropa junto con el cuerpo...Son tan hermosos, ¿Me harías un favor?- Los pesados ojos de Haru se conectaron con los de Makoto el cual le miraba con preocupación, los ojos de Haru ya no tenían el mismo brillo de antes, carecían de vida, su mirada se había vuelto longeva.
- Claro que si, sabes que jamás me negaría a ayudarte
- ¿Podrías hacer un muñeco basado en mi?, que sea sano y fuerte, quiero que sus ojos estén llenos de vida y sus mejillas...Sus mejillas tengan un color carmesí suave.- Eran pocas las veces en las que este chico sonreía, ahora era de esas pocas veces, aun que, la sonrisa esta vez no tenia vitalidad ni felicidad, más bien era una sonrisa que ocultaba dolor junto con tristeza pero que intentaba brindar tranquilidad, no tuvo éxito, al menos no en su fiel amigo.
- Co-Con gusto, Haru.- La mano derecha se poso en una de las mejillas del chico y la acaricio con lentitud, observaba cada detalle del rostro ajeno, ¿Cómo es que una flor con tal belleza tiene una efímera aparición?, Makoto no era tonto y sabia que los pulmones del chico no soportarían mucho por lo que intento múltiples veces hacer la muñeca pero jamás había un resultado que lo satisficiera.
Una mañana fría de Junio todos los amigos que tenía el chico de hermosos y profundos ojos azules fueron hasta su hogar ya que era su cumpleaños, luego de mucho tiempo el más bajo se había levantado de aquella horrible jaula que resultaba ser su cama, después de mucho tiempo pudo reír a carcajadas por las tonterías que hacían sus amigos, quien traía mas regalos era Rin junto con Gou al ser príncipes era obvio, Makoto solo trajo un delfín junto a una orca hechas de porcelana. Cuando todos se fueron Makoto salió fuera de la habitación de Haruka para hablar con Rin sin notar que Haruka escucharía aquella conversación.
- Recuerda nuestro trato de niños, Makoto, recuerda que primero me debes dar los muñecos a mí y luego hacer una copia para Haruka, soy tu futuro rey
- Sí, lo sé, Rin pero debes rememorar también que mis creaciones han sido gracias a Haru, sin él yo no haría nada, el es mi inspiración, mi fuerza, mi todo
- Lo sé, pero primero son tus deberes
- Tu lo has dicho, mi deber es hacer feliz a Haru.- Makoto miro con el seño fruncido a su amigo y este a él, mientras tanto el oyente estaba confundido y a la vez ruborizado, estaba feliz, hasta que comenzó a sentirse mal nuevamente, camino hasta su cama apretando su camiseta en el pecho mientras cerraba sus ojos, Makoto sintió aquel dolor y abrió la puerta de golpe.
- ¡Haruka!- Tomo en brazos a su amigo y corrió hasta la puerta, hacia demasiado frio si lo sacaba podría ser su fin, Rin corrió a su carroza y fue por un médico, el más alto llevo de vuelta a Haruka a su cama y lo cubrió con las frazadas mientras tomaba su mano izquierda con fuerza arrodillado a un costado de la cama.
- Ma...Koto
- ¡Haru!- La voz de Makoto estaba rota y temblaba, el ojiazul miro al chico de radiante sonrisa que llenaba su corazón de alegría y paz, le sonrió con calidez con lo poco y nada de fuerzas que tenia.
- Makoto...Tengo un regalo...Para ti, yo sé, yo sé que no me queda mucho tiempo...
- ¡N-No digas eso!
- Por eso yo...- No pudo terminar de hablar ya que sus pulmones le exigían mas oxigeno pero si pudo quitarse la pañoleta que tenía en su muñeca la cual era azul, intento jalar aire con dificultad para continuar.- Yo...Quiero darte algo que te recordase mi existencia, mi olor.- Makoto se le quedo viento y acepto la pañoleta mientras las lagrima se deslizaban por sus mejillas, al hacerlo Nanase cerró sus ojos con una suave sonrisa aun que sus ojos representaban algo de dolor, poco a poco la vida se escapo del cuerpo frágil del más bajo y segundos antes de morir observo por última vez el rostro de quien había cautivado su corazón pero que jamás se atrevió a declarar su amor. Haruka había muerto y junto con el parte del corazón de Makoto quien se quedo abrazando el cuerpo inerte de su ser más amado, beso sus labios esperando un milagro divino pero este milagro que tanto fue anhelado jamás llego.
El entierro de Haruka fue uno de los más hermosos y melancólicos, ese día llovía torrencialmente como si supiera que las Moiras cortaron un hilo de vida demasiado pronto ya que junto con el cortaron el hilo rojo del destino separando así dos almas de dos amantes que aún conservaban su inocencia.
Pasaron dos años después de la muerte de Haruka y por fin el castaño había tenido éxito en su creación, había creado a su pequeño Haruka de porcelana, solo faltaba ponerle la pañoleta que le dio su amado antes de morir pero mañana lo haría, ahora le faltaba terminar la otra muñeca de porcelana que llevaba por nombre "Sousuke", finalmente cuando faltaba solo ponerle detalles se fue a dormir, a la siguiente mañana se levanto contento ya que termino de darle los últimos retoques al peligro que tenia rasgos más fuertes que "Haruka", cuando en su mesa de trabajo puso al muñeco de porcelana por el cual se espero largos años en perfeccionar, Rei entro aterrado a informarle que venían por él o más bien por sus muñecas, no podían quitarle a sus dos nuevas creaciones, no, y mucho menos a "Haruka" no soportaría perderlo de nuevo, suplico piedad pero no hubo, Rin le quito sus muñecas y en un intento desesperado por soltarse le dispararon, todo se volvió negro para el más alto. Había muerto, le habían arrebatado a Haruka de nuevo en solo un suspiro, lo último que sus hermosos ojos color esmeralda vieron fueron sus muñecas con sangre suya y el rostro horrorizado de su amigo de la infancia. El lugar donde él estaba era la nada y en todo lo que había creído era falso, no había ningún ser querido, Haruka no estaba, estaba solo.
// No sé que ocurrió conmigo, hace varios días estaba con esta idea y pues finalmente la escribí, espero les haya dolido como a mi, muchas gracias por leer <3
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Broken Doll (MakoHaru)
FanfictionMakoto Tachibana creaba muñecos de porcelana y era muy feliz con su trabajo ya que hacia feliz a muchas personas pero un fatídico día mientras le faltaba solo una cosa para terminar de su muñeco Rin Matsuoka invadió su hogar y...