[PRÓLOGO]

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Una calurosa mañana de primavera. Los pájaros trinaban alegres por todo el Santuario. Lugar que parecía estar solo y abandonado. Dentro de cada Templo oscuridad, quietud, silencio e inexplicable paz.

Los Santos que lucharon junto Athena para vencer a Hades. Que, en cada batalla, dejaron su sangre y una muestra del poder que reside dentro. Motivados por la justicia y lealtad a su diosa. Por petición de Athena a Zeus, ellos fueron revividos.

A la Sala del Patriarca han sido llamados todos. Desde el guardián de la casa de Aries hasta el Piscis. Cada uno, con su lento andar, cansados y agotados pasaron la última casa y el santo de Piscis con su conocida actitud misteriosa, se hicieron compañía hasta llegar a su destino. Muchos se quejaron del calor que hacía.

Una vez frente a las puertas de los aposentos del sumo pontífice. Se abrieron paso hacia la sala. Encontrando al Patriarca, vistiendo su acostumbrado atuendo, pero sin el casco. Él estaba parado frente al trono, les daba la espalda a los visitantes.

—solicitó nuestra presencia, Patriarca —dijo el guardián de la casa de Aries y se inclinó ante él. Sus compañeros le siguieron.

—sí —respondió este y aun siguió de espaldas —verán, santos, como ya se dieron cuenta, ¡están vivos!

—a usted la muerte sí le afectó —dijo el guardián del templo de leo.

—¡no me faltes al respeto! —reprendió el sumo pontífice al joven —que te regreso al inframundo.

—Patriarca, continúe —pidió amable el guardián de libra.

—el asunto es éste —dijo el sumo pontífice girándose para que los santos lo vieran de frente y cargaba a un bebé de rojos cabellos.

—que quiere decirnos —atónito un joven de tez morena se levantó de su lugar y se acercó hasta él.

—tu suposición es correcta —afirmó el Patriarca —observen a la reencarnación de Athena.

Los santos se pusieron de pie para ver al bebé que tenía en brazos el Sacerdote. Abrieron grandes los ojos cuando se dieron cuenta que el bebé que acunaba en brazos era varón. Estos se fueron de espaldas, rígidos como tablas.

—¿es esto posible? —cuestionó incrédulo el guardián de virgo.

—he aquí —respondió irónico el Patriarca.

Los guardianes seguían sin poder creer, ellos esperaban ver a una niña o en su defecto a Sasha, pero el sumo pontífice tiene un bebé y es hombre e innegablemente es la reencarnación de la diosa de la guerra y la sabiduría.

Saint Seiya: Reencarnación de Athena {Pausada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora