Pero este hombre no era de nadie, nadie por ese momento había conquistado su corazón, hasta que ese día, ese inesperado día, recorriendo el parque después de un fuerte día de trabajo en su empresa se encontró con aquella joven. Esa pequeña jovenzuela, quien estaba leyendo un libro le llamo la atención y mucho, su belleza, la pura belleza, un encanto de mujer, su cuerpo, su pequeño rostro, todo absolutamente todo de ella, era un jodido encanto, un deseo puro.
-Dame tu teléfono- le hablo ella despistándolo de sus pensamientos profundos.
De su saco, le entrego el teléfono, sus manos se rozaron, la electricidad se expandió por todo sus cuerpos, se deseaban uno al otro, de eso no cabía la menor duda.
Después de haber tecleado su número le entrego.
-¿Puedo llamarte esta noche?- le pregunto el hombre
-Claro por qué no…- le sonrió y él a ella,- entonces… espero tu llamada vale, nos vemos.
Le dio un tierno beso en la mejilla.
-Gracias por el aventón- dijo saliendo de auto.
-No hay de que preciosa-
______________ le guiño un ojo y Justin observo que aquella hermosa joven contorneaba las caderas, el vestido le quedaba perfecto, se le apretaba muy bien a su bonito culo.
Se agito la cabeza, cuando observo como que ella tocaba el timbre de la casa de su amigo. ¡Diablos Justin muévete, vete ahora!- se dijo, pero no podía, joder, no era tan fácil dejarla, ¿Acaso ya se estaba encaprichando con ella?, no, recién se conocían, sin más que pensar por el momento, le dio el ultimo vistazo, ella voltio y le dedico una última sonrisa, el cual quedaría impregnado en el cerebro de Justin, por toda la tarde.
Desde el retrovisor pudo observar como un joven le daba un abrazo y ella lo recibía gustosa, seguido de un beso rozando sus labios con las de ella, apretó aún más el timón y los ojos al mismo arranco el auto a todo nivel para quitar ese reflejo de él chico y
