Sonrisa Maligna

17 3 1
                                    


Mauricio salía de su casa muy temprano, directo al colegio, caminaba a paso presuroso pues llegaría tarde, al llegar, justo a la entrada de su casa logró divisar a un grupo de compañeros entorno a algo que su vista no lograba alcanzar, cuando se acercó vio un sujeto en un disfraz de payaso que sujetaba un puñado de globos, el pequeño Mauricio sufría de Coulrofobia pero sabía controlarse, así que simplemente optó por salir de allí lo más pronto posible, el sujeto disfrazado no pudo evitar fijarse en el pequeño que al parecer no le interesaba su acto, al sonar la campana para ingresar a las aulas todos los chicos se desanimaron pero corrieron a sus salones, el payaso tenía una casa rodante estacionada a unos pocos metros del edificio escolar así que se fue allí a esperar el final de las clases.

Los amigos de Mauricio lo cuestionaron por no haberse acercado a observar el acto del payaso, este simplemente afirmó que no le interesaba, dulce y sombrío su secreto intentaba carcomérselo de temor, pero mantuvo el control, su esfuerzo fue tal que tuvo un pequeño desmayo repentino, por lo cual decidieron enviarlo a casa, casi una hora antes de finalizar las clases.

Al salir pasó cerca de un descolorido camión, asomó su curiosa mirada por uno de los mugrientos vitrales y vio un sujeto calvo y muy pálido, con ojos cubiertos de bolsas negras, y unos labios cicatrizados de mejilla a mejilla, intentaba aplicarse un maquillaje colorido frente a un espejo, Mauricio se espantó por la imagen y decidió correr a casa, al llegar el calor de su hogar lo reconfortó.

Al terminar las clases los chicos salieron de nuevo y dieron con el encuentro del sujeto disfrazado de payaso, quien notó la ausencia de Mauricio y preguntó a los pequeños por su compañero, estos afirmaron que se sintió mal, además de que su acto no era del agrado del chico.

Al siguiente día como de costumbre Mauricio corría a clases, notó que el payaso continuaba asistiendo a las puertas del instituto para hacer reír a los chicos.

Ese día, dos compañeros de Mauricio no asistieron.

Al siguiente día fueron cuatro los que faltaban.

Y al tercer día eran 8, la clase se componía de 30 estudiantes, así que, aunque la ausencia se notase, no era como para alarmarse.

Pero la situación comenzó a complicarse, ya eran 12 estudiantes los que no estaban, y el payaso continuaba asistiendo todos los días, y seguía percatándose en el hecho de que Mauricio no se le acercaba.

Mauricio agitado corre nuevamente a clases, va más constipado de lo normal por el frio mañanero, su sien punza a causa del esfuerzo que está realizando por apresurarse, de golpe se detiene, en la otra acera hay un sujeto disfrazado, lleva una botarga de dinosaurio, Mauricio adoraba a los dinosaurios, este llevaba un puñado de globos y en ademán de atraerlo, lo saludaba desde la otra acera, poco a poco se acerca al hombre disfrazado, poco a poco la sangre corre más veloz, sabe que no debe acercarse pero su impulso de aceptar el regalo es más fuerte que su raciocinio, luego, al llegar todo es oscuridad, solo siente como le falta el aire, como logra entre abrir sus dulces ojos y ve, un disfraz de payaso mofándose, luego, su cuerpo siente como la piel es recorrida por algo caliente que le quema el tejido, y despellejan su piel, el sofocante lugar donde no logra respirar hace más prominente el sentimiento del desprendimiento de su ser. 

¿esta historia es real? o ¿solo un mal chiste? 

Realidades AlternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora