Capítulo 1

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—Maldita sea. . . —Me encontraba sentado en la cocina tratando de comenzar el reporte del libro, fallando toda la mañana hasta dar el medio día; tras haber faltado dos días a clases me sentía bastante bien, claro que había entregado los trabajos por correo a los respectivos profesores, tratándose de los que me permitieron entregarlos de esa forma —La odio con todo mi ser.

—Deja de quejarte, tú fuiste el culpable, ella sólo extendió tu tontería como si fuera verdad —habló tranquila al otro lado de la mesa, siendo indiferente a mi desesperación.

—Pau, esto es serio, no quiero ser conocido como el gay del lugar —tiré de mi rojizo cabello y lo solté cuando sentí levemente el dolor en mi cabeza —. Mi vida se acabó —Deje caer mi rostro sobre el plato vacío en el que había pensado comer algo.

—Vale, nunca quise decírtelo tan directa y repentinamente pero tienes que saberlo —Me tomó de los hombros y nos miramos fijamente a los ojos parecía algo de suma importancia así que no quise interrumpirla —: Tú. . . —Puse expresión de duda y ella miraba a todas partes sin saber qué decir; pareció retractarse —eres un dramático.

—¿Para tí es repentino decirme de la nada que soy dramático? Aunque no lo soy — «¿Realmente era eso lo que quería decirme?»

—Claro que lo eres, sabes que no eres el único por aquí con esos gustos, no es como si de un momento a otro todo se fuera al abismo y la gente comenzara a señalarte. Sólo es . . . , no. . . no va a pasar nada —Me tomó de la mejilla y sonrió, no pude evitar apartar su mano repentinamente y avergonzado sólo tomé mis cosas a mi cuarto. Las dejé sobre mi cama y puse seguro a la puerta.

—Sólo no quiero que se enteren —susurré mirando por la ventana algunas personas caminar; mi cerebro reaccionó, no lo estaba negando. «Sólo estoy confundido, seré tonto»

Tomé el libro que de hecho le pedí a Paula me trajera, así que no fue necesario salir, y seguí subrayando en algunos párrafos; de vez en cuando hacía anotaciones. Se me fue la tarde así, cuando me dí cuenta el Sol ya no se podía ver, el cielo se encontraba rojizo. Me estiré y caminé por el pasillo, pasé frente a la habitación de Sarah, el baño y. . . la habitación de mis padres. Al final del pasillo estaba la habitación para visitas, pero éstas habían cesado hace catorce años, cuando mi madre falleció «y su habitación se quedó vacía junto conmigo»; «sí, han sido vidas solitarias las de nosotros tres. Y por ello no puedo alejarme, tengo que quedarme en casa, esperar a que vuelvan, porque Pau últimamente ha tenido muchas cosas que hacer en su nuevo trabajo y papá hace lo posible por mantenernos, darnos lo que necesitamos, el Amor que nos dió en nuestra niñez ha sido suficiente para que seamos buenas personas y. . . mamá. . . » Otra vez me encontraba pensando demasiado, solía pasarme seguido pues siempre he sido maduro por dentro; físicamente aún tenía rostro de adolescente a mis veinte años y el que no coincidieran también me era frustrante, pero toda mi vida ha sido así según me han dicho mi padre y hermana.

Las cosas más simples siempre resultaban algo tormentoso o realmente enredado.

Era difícil creer que la habitación a la que Pau y yo corríamos entusiasmados cada semana ahora se encontraba polvorienta y nadie la visitaba, creo que tenerla ahí era una memoria de que alguna vez nuestras vidas estuvieron llenas de felicidad, así como un recordatorio de que la felicidad puede acabar.

Volteé a ver el cuarto de visitas con la puerta abierta, ahí estaba mi padre durmiendo seguramente agotado por el trabajo diario y estresante. Pocas veces le daban un buen descanso y cuando se lo daban, llegaba sólo a dormir. Mi corazón siempre se sentía un poco afligido al verlo así, porque sabía que más que ser un padre trabajador, era para huir de aquello que se quedaba aquí, el recuerdo de mi madre y yo.

Efímero Amor Gay Juvenil (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora