Capítulo 8

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Emily había permanecido recostada por varias horas sin lograr dormir. Tomó un baño caliente de burbujas antes y vio frente al espejo la gran marca que le había dejado Donghae en el cuello, sentía disgusto, pero... no podía ocultar que también le gustaba, y mucho. Cuando se metió a la cama sintió de inmediato la soledad, como muchas veces volvió a preguntarse qué hubiera sucedido de no haber terminado de la forma en que lo hicieron.

Encontró en el buró de al lado su celular, lo tomó y rebuscó entre la galería encontrando una carpeta de fotos en lo más recóndito de sus archivos. Estaba comprimida, para no abrirla de forma tan fácil; dudó por unos momentos jugando con la opción "Descomprimir" hasta, decidirse y presionarla. Cargó demasiado rápido, tomándola desprevenida en cuanto logró descubrir todo; presionó de inmediato uno de los archivos que aparecieron y la pantalla se llenó de una foto suya junto a Donghae, aquella era la carpeta que nunca pudo eliminar pese a todo el dolor acumulado. La primera era una foto en donde se encontraba sonriente, sobre el regazo de Donghae, abrazada a él con una excelente vista de la playa; en aquel entonces amaba tomar fotos y lucia feliz en todas ellas, ahora había perdido ese pasatiempo, también estaba lejos de mostrar alegría. La siguiente fue la primera que se tomaron juntos, ella sonreía como siempre y él miraba a un lado, dando una excelente vista de su perfil, luego, otra en donde ella se escondía en su cuello y él trataba de cubrirse el rostro tan malhumorado como siempre, la que vino después fue la que les tomo Sofía en el aeropuerto besándose en vísperas de su cumpleaños, no pudo evitar reír al ver las demás, en algunas Donghae lucia muy molesto, en otras sorprendido por la toma inesperada. Extrañó varias cosas de aquel tiempo, en primer lugar, la compañía del odioso, los viajes y nuevos lugares a los que iban cada vez que se veían, lo mucho que compenetraban pese a tener almas opuestas y por último, extraño la paz y la felicidad que siempre tenía consigo.

De repente se dio cuenta de que la libertad que siempre la caracterizó, la había abandonado; extraño también a su antigua yo, esa que no tenía remedio ni paradigmas, a la que ni siquiera el cielo le puso límite. Desde su posición vio el retrato de su madre, ella también parecía feliz en el momento de la captura.

>>¿Qué es lo que debo hacer mamá?<< >>¿Qué haría la Emily de antes?<<

La antigua Emily no se había dejado nunca derrotar por algo, ni siquiera por muerte de su madre. Revisó las fotos una vez más y respiró hondo mirando el retrato de su madre.

---Hiciste mucho para hacerme feliz, para traerme al mundo y para disfrutar unos cuantos años a mi lado. Nada va a traerme abajo –abrazó el cuadro a su pecho y cerró los ojos sellando una nueva promesa-

Ingresó a Instagram y activó su cuenta nuevamente, incluso, se permitió borrar algunas fotos antiguas que ya no le parecían tan bonitas y dejar de seguir algunas cuentas que ya no eran de su interés, descargó música nueva y borró varias de las canciones dramáticas que hablaban de desamor. La Mocosa nunca buscaba el declive de sus emociones, por el contrario, buscaba nuevos retos que le llenarán el alma.

Guardó el número de Donghae en la lista de contactos y planeó durante un buen rato una nueva estrategia, cuando reloj marcó las tres se dispuso a dormir, el día siguiente sería un día lleno de sorpresas.




Donghae despertó un poco tarde, había logrado dormir plácidamente después de tanto tiempo recordando a cada instante los besos que compartió con la mocosa en el cine la noche anterior. Miró el reloj con una suave sonrisa en el rostro y se puso de píe de inmediato al notar que era muy tarde, se colocó la ropa deportiva de forma apresurada y se aseó como pudo. Salió sin desayunar e incluso pidió un taxi para llegar a tiempo a su destino, le pagó al conductor más de lo que debió y corrió hasta el gran parque central. Escuchó al hombre gritarle "¡Avere una bella giornata sir!" (Te tenga un buen día caballero), emocionado por la cantidad de dinero adicional que le dio. Donghae asintió recibiendo los buenos deseos y rodeó el parque buscando la figura de la persona en la que estaba interesado, a lo lejos, vio a Emily trotando con los a audífonos puestos. Esa mañana lucía más fresca, tenía una pequeña playera rosa pegada a su cuerpo que dejaba al descubierto su cintura, junto a un pantalón negro igual de acoplado a su silueta; a lo lejos Donghae no podía dejar de verle el trasero, sonrió de forma involuntaria cuando notó que aún traía un poco de la marca que le había dejado en el cuello, la lucía orgullosa, con el cabello levantado para darle mayor énfasis.

Mi MocosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora