Capítulo 2

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   Se había levantado apenas su celular sonó. Era una alarma que irritaba los oídos pero ese día se había levantando con ganas, como ayer ya que fue su primer día en su nuevo colegio, y ahora Gabriel estaba emocionado por el segundo.

   Se vistió, se lavó la cara y se metió en su pequeña cocina del apartamento donde vivía con sus padres: era un apartamento de tres habitaciones, donde una de ellas era su habitación, una cocina pequeña y un living comedor bastante grande para ser de un apartamento.

   Se preparó una gran taza de café, unas tostadas y se sentó en la mesa para ver la televisión. Capaz que encotraba algo para ver, si es que todavía no estaban esas publiidades de "¡Adelgace ya!" o "¡No sufra más con estos aparatos costosos...!".

   Puso MTV y se quedó viendo los videos musicales que pasaban a esa hora. Eran las 6 de la mañana y entraba al colegio a las 7:20, muy temprano porque en su colegio anterior entraba a las 8 o a veces 9 de la mañana.

   Sus padres ya se habían ido muy temprano. Los dos trabajaban allí, su padre era bioquímico, su madre era enfermera, los dos se levantaban la las 4 de la mañana y se iban al hospital juntos.

   "Extraño mi antigua casa", pensó mientras tenía la mirada clavada en la televisión. No había pasado ni cuatro días (contando este martes) que ya extrañaba a su antiguo colegio, su gran casa, sus amigos y a Pablo, que era algo muy importante para él. "¿Debe pensar en mí?" ¿"Me extrañara?", eran los pensamientos de Gabriel.

   Gabriel no es, o creo que él lo afirma, gay, no lo es, y se cree que solo ha amado a una sola persona en sus diecisiete años a Pablo, y eso para la sociedad lo convertía en gay, pero no lo era. Le aterraba escuchar "Gay" y se moría de miedo al escuchar "Marica", lo odiaba, lo detestaba, era un miedo patológico. No era homófobico, pero no era gay ¡No lo era!

   No sentía nada por otra persona que no fuera Pablo, pero Joaquín, ese chico le había parecido curioso. Se sentía bien hablar con él, auque el chico fuera un poco frío, pero Pablo era aún más. Pablo al principio solo quería sexo, hasta que empezó a senri algo por aquel "Ruludo", le sabía decir.

   Gabries amaba que le dijera "Ruludo", y amaba cuando le decía "Mi Ruludo" después de encontrarse los dos abrazados en una cama completamente desnudos y con gotas de sudor en sus cuerpos, ¡Ah! Pero el señor Berlioz (el apellido de Pablo) era bastante frío en persona, lo suyo era todo a "Escondidas", solo lo sabía las paredes y la cama, las frazadas y las sábanas de la habitación de Pablo, ellos lo sabían porque eran testigos de los jadeos, gritos y palabras absurdas cuando tenían sexo, pero eran cosas sin vida, no iban a decir nada. A Gabriel le dolía y en el alma que Pablo no le agarrara la mano en público y que no lo besara delante de sus más íntimos amigos que tenían entre los dos. Sus amigos lo dudaban, era muy dudoso que los dos se juntaran a solas y no contaran nada sobre eso. Ponían la excusa de que iban a estudiar o hacer trabajos en grupo de a dos. Pablo aprovechaba que fueran de a dos para tener sexo con el ruludo, y el ruludo aprovechaba esos momentos para amarlo en secreto.

   Fue esa noche en ese mirador cuando Pablo le dijo que sentía algo por Gabriel. El ruludo casi se muere de un ataque cardiaco al escuchar eso. Era una noche de Invierno donde los dos se habían juntado en ese mirador a tomar un poco de Whisky de miel. Después de esa confesión Gabriel sacó "Sus trapos al sol (como sabía decir su madre)" y le dijo que lo amaba, aunque él fuera frío con el ruludo. Pablo le dio un "Stop" y le dijo que aunque sienta algo por él necesitaba que aún fuera en sercreto hasta que las cosas se pusieran claras en la cabeza de Pablo, "El Rubio", apodado por Gabriel.

   A Gabriel le dolió, como cuando Pablo lo ignoraba. Ese dolor que sentía en su pecho, en su corazón, como si se estuviera rompiendo a pedazos y lo hacía llorar. Esa noche lloró delante de él y no lo quizo hacer. El rubio le dijo que se calmara; lo besó, le dijo que se calmara de vuelta y le hizo el amor en el auto del padre de Pablo. Esperaron hasta que el rubio pudiera manejar porque tenían los dos alcohol en la sangre; lo llevó a su casa, cada quien a su casa y al otro día ninuno dijo nada el lunes en el colegio. A Gabriel le dolió de vuelta porque puso la excusa de que le pidió el auto a su padre para follarse a una chica. Los demás les dijeron que querían conocer a la chica, pero Gabriel les dijo que era su prima, que vivía lejos y les creyeron.

Déjate Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora