ALONE

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     ALONE.


otro día de sufrimiento silencioso había pasado, esta es la situación de Chester tras volver de la escuela donde vivía gran parte de su día, y por ende de su vida.

Una vez estaba sentado en la primera planta del segundo piso del colegio, cuando por fin había encontrado paz en sí mismo, sintió un abrupto calor en su pelo. Llevo su mano al lugar donde tenía la sensación, pero para su sorpresa sus dedos se envolvieron en un asqueroso baño de baba, al instante su desayuno casi vuelve por donde vino (él le llamaba el aborto de la comida) pero resistió lo necesario como para que los instintos de su organismo no se salieran con la suya. En segundo acto, miro hacia arriba para obtener la identidad de quien había hecho tan atroz crimen en su contra, para su sorpresa; todos los estudiantes de su aula, que en teoría eran sus compañeros, evidenciaron la situación, sin mencionar las burlas y risas demoniacas que desbordaban aquellos.

Fue el día más vergonzoso, probablemente. ¡Si!!! porque siempre le han ocurrido cosas así de desagradables es su vida; nadie se le acerco durante una semana, "Chazy" en vez de sentir soledad y tristeza, se vio mejor que nunca, nadie lo molestaba, nadie le decía nada, se limitaba a hablar solo lo necesario. Eso fue hace trece meses, cuando el aula era más inmadura, no quiero decir que ahora es totalmente madura, solo que lo son, pero en menor grado.

Aún siguen tratando a Chazy como un denegado, pero en menor medida, lo suficiente como para no dejarlo traumado ni inducirlo al suicidio, eso está bien para la mediocre mente de Chazy.

su casa estaba aproximadamente a diez y siete minutos de su colegio, siempre tomaba el mismo camino, siempre salía a la misma hora, llegaba a la misma hora, compraba las mismas cosas de siempre, qué más podemos esperar de él.

Cuando volvió a casa, (12:40pm) su padre, que por extrañas razones seguía allí, debido a su apretada agenda en el trabajo. Chazy Se limitó a saludarlo, no le preguntó por qué no había ido a cumplir sus deberes, le pareció poco relevante y no quería entablar una conversación ahora mismo, hizo bien porque a pocos minutos le llamarón porque había un avance con la investigación del microtráfico que se vivía por aquellas zonas. Chazy por el contrario se fue a su habitación a cambiarse y de seguido comer.

Arthur, su padre y él se habían mudado a Madrid cuando él tenía nueve años. Según Arthur, su madre los abandonó de un día para otro, eligieron salir de la ciudad de Girona para comenzar una nueva vida. Él, externamente no padeció ningún tipo de trastorno, depresión o berrinche en reacción a la repentina desaparición de su madre, simplemente es un peón inamovible en este juego de ajedrez en el que su futuro era el que estaba en juego, y en el cual lo más probable era que perdiese a menos que intentara algo, tal vez ese era su mayor defecto, dejaba que el tiempo y la gravedad actuaran demasiado en sí mismo; como si estuviera esperando una intervención divina que nunca iba a llegar.

Primero le llega la carta al coronel, que a Chazy la carta que le dijese que todos sus problemas estaban solucionados y que sería feliz por el simple hecho de ser él. Avanzar por inercia, eso era lo que hacía Chazy siempre, como viajar en tren; estas trasladándote... no. tu no, es el tren quien te transporta, pero en la siguiente parada Chazy tiene que bajar y... Que pasara entonces.

Intentó quitarse el pantalón de la forma más sencilla posible para gastar menos energía y conservarla para soportar la inmensa ola de calor que se vivió aquel verano, siempre desperdiciaba minutos vitales de su atareada, ocupada e interesante vida quitándose los pantalones, pero hoy no fue así.

sus piernas eran demasiado flacas para alguien de diez y seis años, su pelo era rojizo, algo que acompañaba muy bien su piel clara y pálida adornada de incontables lunares diminutos repartidos aleatoriamente por su cuerpo, su torso no era diferente a sus piernas se notaban curiosamente sus costillas junto a sus abdominales de flaco, junto a sus pectorales de flaco y sus bíceps de flaco; un milimétrico lunar denotaba su asimetría en el rostro, estaba situado en el lado derecho junto a su labio, pero se podía distinguir a menos de un metro con una buena vista.

Sus paradójicos ojos negros combinaban con su color predilecto de ropa, negro; pero lo curioso era que a la luz directa del sol, sus ojos eran claros, como si se lavaran de inmediato, como si el negro fuese un mecanismo de defensa de sus ojos para no ver y por lo tanto no enterarse de lo que pasaba en el exterior, y vivir en un pequeño, aburrido y cerrado mundo interior, pero el mismo le brindaba toda la seguridad y "felicidad" que necesitaba, tal vez el quisiera tener la misma función de sus ojos.

Bajó a consumir su almuerzo sin demasiada prisa, para luego ir a su habitación a terminar sus deberes y luego dormir un poco, por aquellos días todo estaba calmado, la situación económica de su padre y sus estudios estaban... normales, así que seguía su rutina previamente establecida inconscientemente en su cerebro, intentó terminar de comer, pero la carne no le ayudo mucho, solo comía carne los fines de semana por cuestiones de que la humanidad estaba en estado de sobrepoblación y tal... todo el rollo que se inventaba.

Su cuerpo estaba tan acostumbrado que aborreció temporalmente la carne; hasta el sábado, al instante supo que no la podía dejar a la vista de su Arthur cuando llegase, porque este le lanzaría otro sermón de que por ese tipo de cosas esta tan flaco, y que muchos niños en el mundo quisieran tener un bocado de comida y esas cosas cliché de los padres, así que esa no era una opción, y sintió que era peor botarla a la basura, así que fue a el refrigerador, tomó:

un tarro hermético y le lleno de leche, también sacó bananos del refrigerador, algunas otras frutas y más leche aún.

Desocupo la mochila de la escuela y la llenó de todos esos productos, salió rápidamente de su casa, corriendo cerca de aquellos peligrosos lugares, se agitó mucho pero solo descanso un poco antes de llegar a su objetivo.

Un barrio de escasos recursos, una calle cerrada, donde se encontraban, lleno de miseria, desorden y personas enfermas, ya sea por enfermedades respiratorias, vasculares, terminales o mentales. Drogadictos, y ese tipo de personas.


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