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『Uno』

La primera vez que lo pensó, acabó vomitando el poco desayuno que había tomado.

Se había prometido no volver a pensar en eso, su vida estaba bien. El vivía bien.

"No."

No, realmente no era así, para nadie sería gustoso mantener la vida que Yoon bum llevaba, por más que él no pensara de ese modo del que todos sus vecinos solían decir de él.

"El solo hecho de estar con vida . . . "

Eso es lo que pensaba él, agradeciendo que pudiese tener para comer, o una cama segura para dormir.

"Pero, no es suficiente . . . ¿O si?"

No comprendía si era una voz imaginaria la que le hablaba (quizás llegaba a ser esquizofrénico, aunque no tenía ningun síntoma) o si era su propio subconsciente el que buscaba abrirle los ojos respecto al mundo al que se encontraba como una señal de alerta.

Fuese lo que fuese, lo cierto es que el debía encontrar una salida a eso que comúnmente llamaba con poco entusiasmo 'vida'.

Es gracias a esto que llegó a pensar en eso, una maniática cotidianidad que iba a acabar con su vida pronto, por eso lo mejor era buscar un trabajo de lo pronto y ahorrar dinero para eso.

Si tomaba este trabajo (que, cabe destacar, era uno de los más fáciles y rapidos que habían en la ciudad) conseguiría el dinero rapido y podría abandonar aquel lugar cuánto antes.

Sonaba tentador, y fácil. Pero claro que no lo era.

La segunda vez que Yoon Bum lo pensó, lo llego a considerar más, mientras sanaba los moretones que lucía en su abdomen, estos ya tomaban un color verdoso.

La idea ya no parecía tan desagradable después de todo.

Para la tercera vez, el ya se encontraba desnudo, mirando su reflejo en el gran espejo que había en aquella habitación. Era un hombre que había conocido en un bar, él le hizo la oferta. Una cantidad de dinero que . . . dios, no podía negarse, menos si la idea ya la estaba considerando.

Mentiría si contase que no se encontraba nervioso o con nulas ganas de vomitar, eran actos presentes, sin embargo mucho más tranquilos que lo que sentía al estar en lo que llamaba 'hogar'.

Fue la primera vez que, en su no muy larga vida, había sentido adrenalina.

Incluso el dolor significativo de su primera vez y anal quedó en segundo plano. Era un sentimiento más fuerte que la propia excitación del roce de ambos cuerpos.

Al acabar, con su cuerpo cubierto en sudor, y con los ojos cristalinos tomó la decisión.

Desde aquel día, Yoon Bum fue el prostituto más anhelado por el bajo mundo.

T O X i C [Killing Stalking AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora