Quién lo diría, que el día en que fui a reclamar sobre mi objeto robado iba a descubrir un abuso infernal.
Todo comenzó cuando empecé a estudiar la carrera de lingüística, al llegar al salón, me senté en el primer asiento vacío que vi, miré de reojo a mi alrededor y pude notar que había estudiantes de todas las edades desde aproximadamente 17 hasta los 40 años, todos ya se conocían y yo, sola, me sentía tan avergonzada que hasta me puse roja, así que para no sentirme tan mal me puse mis audífonos y listo. Realmente la música es lo único que me hace sentir bien, puedo estar en cualquier lugar sin necesidad de escuchar las barbaridades que suelen decir algunos sujetos. Es mejor evitar escuchar comentarios de personas arrogantes que escuchar todo el veneno que les sale de la boca.
La clase comenzó y como era de esperarse, seguía sola. Era la hora del break y salí del salón escuchando una canción de Amy winehouse cuando de pronto sentí que alguien me estaba llamando, voltee un poco a la derecha y era una chica. Ella estaba sentada en las gradas, era de contextura muy delgada, tenía como de mi edad 17 años, tenía el cabello largo de color negro, usaba tacos, al pararse le daba por el hombro, me miró sonriendo y me dijo
-Disculpa, ¿tienes las copias que el profesor dio al inicio de la clase?
Yo hice un gesto de asombro como diciendo, "llegas tarde en tu primer día de clase", y solo dije
- Ah las copias, sí las tengo, pero ahora voy a comprar
- luego me la prestas -me dijo entusiasmada
Y yo solo asentí con la cabeza.
Al regresar al salón, la vi, estaba sentada al fondo del lado izquierdo mientras que yo me sentaba al centro casi adelante. Estaba acomodando mis cosas cuando sentí que alguien estaba detrás de mí, voltee y noté que era ella.
- Hola, ¿puedo sentarme junto a ti?- preguntó haciendo una mueca
Yo no mostré ninguna reacción pero en el fondo estaba feliz de que alguien quisiera acercarse a mí, me sentía tan sola en ese salón que en verdad necesitaba tener a una amiga, asentí con la cabeza, y al sentarse me dijo
- Me llamo Rebeca y tú,
-Sofía - dije
Segundos después solo nos miramos y sonreímos. Al terminar la clase de lengua española salimos juntas, y comenzamos a conversar
- ¿Entendiste la clase?- sí, dije, pero la sintaxis me pareció la más difícil
-ay sí, yo estuve perdida en toda la clase, dijo Rebeca con tristeza.
Salimos de la universidad, intercambiamos números telefónicos y nos separamos. Al día siguiente recibí una llamada, era Rebeca
-aló- dije
- hola Sofía, te llamo para decirte que me guardes asiento, llegaré un poco tarde- dijo
- ah, sí, claro, yo te guardo asiento - dije
- ya, gracias - dijo entusiasmada
Salí de casa con dirección a la Universidad, los carros pasaban bien llenos, a ese paso no iba a llegar nunca, no me quedó otra opción que ir a la U en dos carros.
Entré al salón y el profesor de Inglés ya había empezado la clase, me senté sin hacer ruido para no interrumpir la clase, media hora después llegó Rebeca, se la veía cansada y con ojeras, durante el Break se la pasó recostada sobre la carpeta, quería hablarle pero no quería interrumpir su descanso, después de varios minutos de darle vueltas al asunto me atreví a hacerlo.
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El dilema de Rebeca
Short StoryDurante el primer día de clases vas conociendo a personas que con el tiempo se van adentrando en tu vida. Esta es la historia Rebeca, una adolescente de 17 años que por tratar de protegerse, termina traicionando un código de amistad.