El lunes al terminar la clase de lingüística salí con Rebeca, ella ya no llevaba aquella bufanda, pero se veía pensativa, hacia un frío insoportable, ya no lo soportaba mas, necesitaba sacar mi casaca de la mochila pero tenía las manos ocupadas de los folders que la profesora había devuelto así que decidí pedirle un favor a Rebeca.

-¿Puedes sostener esto?- le pregunté casi temblando por el frío

-Claro, respondió bostezando 

Le entregué mis folders y comencé a sacar mis cosas hasta lograr sacar mi casaca, terminé de ponerme y recibí una llamada, busqué mi celular entre los bolsillos de mi mochila hasta hallarlo, era Ruth, una compañera de nuestro salón, apenas había hablado con ella pero si estaba llamando era por algo del informe ya que nos tocó hacerlo juntas. Así que guardé el celular en el bolsillo chiquito y deje mi mochila con Rebeca mientras iba a buscar a Ruth. Al regresar la encontré sentada en una de las bancas de la Universidad.

-Hola Rebeca, ¿Demoré?- le pregunté agitada mientras cogía mi mochila

- No, para nada, pero mejor vámonos, parece que va a llover- me dijo

Salimos de la universidad y al llegar a mi casa lo primero que hice fue acostarme en mi cama, me dormí por 20 minutos, al despertar decidí avanzar con mi informe pero primero necesitaba llamar a mi mamá para saber cómo le fue en su viaje, cogí mi mochila y busqué mi celular pero no lo encontraba, vacié todas mis cosas sobre la cama, encontré hasta la goma de mi auricular que había perdido hace dos días, pero mi celular no estaba en ningún lado, me asusté, comencé hacer memoria, yo recordaba haber guardado mi celular después de haber recibido esa llamada, así que prendí la computadora y le escribí a Rebeca, pasado 1 hora me respondió.

-Hola Sofía, no he visto tu celular, yo solo te vi que cogiste tu celular y te fuiste corriendo a ver a Ruth

¿Qué? - dije recostándome sobre la silla, me puse a pensar y dije parándome y caminando por toda mi habitación. 

No, no fue así, yo recuerdo haber dejado el celular en la mochila, ¿o no lo dejé?, ay, sí, sí, yo lo dejé. Por un momento me vino la idea de que ella pudo haber cogido mi celular pero dije, ¿rebeca?, no, no creo, somos amigas, no creo que sea de las personas que tienen esos malos hábitos, no, volví a decirlo negando con la cabeza. Me la pasé toda la noche pensando en eso, hasta dormirme. Al despertarme me alisté para ir a la Universidad cuando llegué noté que Rebeca no había llegado, yo estaba ansiosa por verla, pero nunca llegó a clases, así que me puse a pensar y recordé que una vez me dijo donde vivía, así que tomé un taxi y fue hasta allá, no me costó mucho encontrar su casa ya que cada casa tenía una placa con el número y nombre de la familia. Toqué la puerta y salió ella, me miró sorprendida y comenzó a mirar a todos lados. 

El dilema de RebecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora