Cuando éramos niños solíamos desear crecer. Así, no teníamos que ir a la cama temprano o podríamos tomar las bebidas que a nuestros padres les gustaban o hacer cosas de adultos que nos parecían divertidas en ese entonces. Jamás creí que al crecer me encontraría en el funeral de mi hermana mayor a quien asesine luego que ella matara a alguien más. Lo hice porque era la única forma de parar aquellas atrocidades.
Mi hermana solía ser encantadora y estar llena de vida, pero tenía un gusto muy extraño hacia la muerte y yo lo sabía desde que era más joven. La descubría asesinando a pequeños animales, empezando con trampas de ratones hasta buscando torturas para que las muertes fuesen lentas y dolorosas. Yo era un niño, no comprendía lo que sucedía hasta que crecí. Note un comportamiento extraño en ella, nada la satisfacía y temía que fuera a empeorar... y lo hizo.
Ella tenía su propia casa y había invitado a su novio a pasar la noche. No me imagino los horrores que él habría pasado. Lo único que sé es que la encontré acostada en cama junto al cuerpo, las sabanas bañadas en sangre, las cadenas, los cuchillos y lo que parecían sus ojos sobre un cuenco en la mesita de noche. Yo cargaba con un arma para defensa personal, y aunque la quisiera con todo mi corazón, apunté a su cabeza y jalé el gatillo. Sería la última vez que ella causaría algún daño.
Desde aquel momento me juré no volver a aquella casa, pero hubo algo que me hizo regresar. Era una mañana nebulosa, aquella niebla era tan espesa que me era difícil ver el camino por donde conducía, pero logre llegar. Al bajar observé el paisaje tan frío y solitario que me hizo revivir los viejos recuerdos. Me dirigía a la entrada cuando, de repente, una camioneta de carga apareció de la nada y tres hombres bajaron de ella. Ellos venían hacia mí armados con hachas y picos, exigiendo justicia por la muerte de su hermano. En medio del caos les pregunte quién era su hermano, y solo dijeron "El que mataste el año pasado" mientras se abalanzaban a atacarme. Siempre cargo con mi arma sabiendo que algún día me será útil, por lo que la agarré y le disparé a uno de ellos. Esto ahuyentó a los otros, pero no sin antes amenazarme con que volverían.
Entre a la casa en busca de pistas, algo que me explicara el por qué decidí regresar cuando juré no hacerlo. Abrí la puerta que daba al sótano y vi un cuerpo, quería creer que era el que mi hermana había asesinado tiempo atrás, pero estaba fresco. Me acerque a él y vi una vestimenta que me resultaba familiar, voltee el cadáver y vi el rostro de aquel hombre a quien había disparado un momento atrás, es decir, antes de que fuera yo quien hubiera muerto este día.
Dejé el cuerpo atrás y empecé a buscar en toda la casa, sin embargo, no encontré nada. No obstante, descubrí la puerta que daba al ático, subí las escaleras y observé la habitación. Sentí una nostalgia abrumadora, era la habitación de mi hermana, había un ambiente de maldad que me estremecía por dentro, y continúe buscando alguna pista.
Me acerque al peinador y miré una carta queestaba a plena vista que había pasado desapercibida, pero no la leí, de algunaforma yo sabía lo que contenía y no era respecto al asesinato. Era solo unacarta normal que ella había escrito. Entonces la habitación se inundó con lafragancia reconocible de mi hermana, y todo a mí alrededor comenzó adesvanecerse, la habitación se esfumaba entre una niebla cegadora mientras micabeza daba vueltas que sentía desmayarme. Y en un abrir y cerrar de ojos meencontré frente a un policía hablando con la prensa y explicando diferentespuntos sobre el caso y la falta de pruebas. ¿Cómo llegue ahí?, ¿Qué fue lo quesucedió?, ¿Fue producto de mi imaginación, o revivía un momento traumático ynunca estuve ahí? Ahora era una mañana muy soleada y me encontraba en la acera,afuera de aquella vieja casa.
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Irreversible
Historia CortaCuando éramos niños solíamos desear crecer. Así, no teníamos que ir a la cama temprano o podríamos tomar las bebidas que a nuestros padres les gustaban o hacer cosas de adultos que nos parecían divertidas en ese entonces. Jamás creí que al crecer m...