Zettai kibou birthday

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La brisa marina se había vuelto algo diario, la arena caliente y el cielo anaranjado del atardecer ya no eran nada para sorprenderse, pero ese día en particular la isla se sentía... nueva. Extrañamente nueva, como si nunca hubiera estado ahí antes, como si mis pies pisaran un territorio desconocido, y mientras caminaba por la playa intentando aclarar mi cabeza pronto comprendí por qué.

Él estaba ahí, sentado en la arena, el agua marina cubría sus pies descalzos cada vez que las olas rompían en la playa. Su cabello se movía con el viento, el atardecer caía sobre su cuerpo como si fuera un grácil pintor batiendo su pincel sobre el lienzo más bello de todos, yo sólo lo miré sin saber qué decir; sin poder hacer nada más que admirarlo y disfrutar de la escena.

Se levantó, sacudió sus pantalones y su chaqueta de la arena que se le había pegado. Miró al mar por última vez, como si se despidiera de él, luego me miró a mí; si no pude hacer nada antes, ahora estaba totalmente petrificado. Ojos verdes me miraron sin ninguna emoción, no tristeza, ni furia, nada... estaban vacíos.

Metió una mano en su bolsillo izquierdo, parecía buscar algo y no tardó en hallarlo a los pocos segundos, siguió mirándome todo ese tiempo sin decir una palabra. Y yo, por supuesto, aún no podía hacer nada.

Vi lo que sacó de su bolsillo: una cosa plateada, alargada; un arma. Apoyó el cañón arriba de su oído izquierdo, el click del arma al quitarle el seguro resonó en mi alma y se convirtió en un bucle interminable de ese sonido seco y desgarrador... no le podía quitar los ojos de encima, no podía correr, abrazarlo y tirarlo sobre la arena, lanzar el arma al océano y besarlo hasta que se olvidara de sus problemas. En lugar de eso, lo miré cerrar los ojos y pronunciar sus últimas palabras.

—Adiós, Hinata-kun.

Ni siquiera pude escuchar el sonido del disparo, en cuanto su cuerpo impactó contra el suelo me apresuré a su lado. Lo sostuve entre mis brazos, traté de escuchar su corazón, ver si estaba respirando, grité por ayuda pero nada funcionó.

Estaba ahí, viendo al amor de mi vida morir en mis brazos y no pude hacer nada para evitarlo. Si tan sólo hubiera pasado más tiempo a su lado, si tan sólo hubiera hecho un mayor esfuerzo por entenderlo él... no estaría muerto.

Comencé a llorar sin consuelo, sentía que mi corazón se había pulverizado y convertido en lágrimas. Pensé en quitarme la vida ahí, junto a él, pero justo cuando estaba llevando la pistola a mi propio cráneo una voz me detuvo...

—¿Hinata-kun?

¿Eh? No comprendía, esa voz, sabía a quién le pertenecía. Pero no venía del cadáver en la arena, sino de detrás mío.

—¡Hinata-kun! ¿Estás bien?

Aterrado, como si estuviera presenciando algún fenómeno paranormal, giré la cabeza esperando encontrarme con el que creía estaba muerto. En lugar de eso, una luz blanca me cegó por completo, todo el paisaje se tornó borroso y poco a poco se fue disolviendo.

—Hinata-kun, me estás preocupando un poco... por favor despierta.

—¿Un... sueño?

Abrí los ojos, lo primero que sentí fue el escozor en mis ojos y luego la suavidad de las sábanas de mi cama. Justo sobre mí estaba el protagonista de mi pesadilla, así es, justo encima mío. Sus rizos blancos me caían en la cara y hacía más calor de lo normal.

—Quítate de encima, ¿qué demonios? —lo empujé hacia un lado mientras me sentaba en la cama, quizás fui demasiado brusco, pero nunca fui un gran fan de despertarme con alguien pegado a la cara.

Mientras él intentaba mantener el equilibrio y no caerse de la cama yo buscaba mi camisa entre las sábanas desordenadas, la noche anterior no había podido dormir por el calor y tuve que quitármela. Pronto reparé en que él había estado sobre mi semidesnudo y casi inconsciente cuerpo, sólo quedaba rezar por que nadie haya visto aquella peculiar escena.

♡Absolute Hope Birthday♡ {KomaHina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora