CAPÍTULO II "FANTASIA"

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A la mañana siguiente Alfred despertó por el maravilloso trinar de las aves en la ventana de su balcón, estiró su cuerpo en la cama y se sentó a meditar antes de vestirse e ir a desayunar, pensaba en lo que había sucedió la noche anterior, giró rápidamente su rostro al balcón, acarició sus labios y visualizo en su mente todo lo que había ocurrido, un vampiro se había asomado, estuvo a punto de comérselo y al final no lo hizo a causa de una promesa, dejarse ver de nuevo, echó una risa, era ridículo, totalmente ridículo, una fantasía, si le contaba a alguien aquello solo caería en vergüenza, quien iba a creer semejante historia de un vampiro llamado Ludwig que había aparecido en su balcón y le ultrajo con caricias, nadie.
Después de desayunar se enfocó a ver la televisión y despojar de su mente esos recuerdos, se decía a si mismo que había sido un sueño, uno muy real, aun podía sentir las vibraciones de su cuerpo cuando ese vil ser le había tocado, trataba de olvidar pero no podía, estaba tan concentrado pensando en él que se espantó cuando su novio entró por la puerta.

-¡AHH!- dio un salto en su lugar -¡Me asustaste!-

-Lo siento, no fue mi intención, jejeje ¿me has extrañado?, yo sí- se sentó a su lado y le acarició la mejilla.

-Uhm está bien, es mi culpa por andar distraído y no escuchar tus pasos en la puerta- se acomodó en el pecho de este, en busca de más mimos de su parte.

-¿En que estabas distraído?- divisó las intenciones de su novio al verlo en su torso y empezó a darle más cariños.

-Pensaba- suspiró cerrando los ojos, aferrándose más a ese tórax, imaginando de nuevo las manos frías por su cuerpo de aquel hombre no vivo.

-¿Pensabas?, ¿es en mi acaso?- soltó una risilla traviesa.

-No-

Le tomó de los hombros y lo visualizó, le parecía peculiar la forma de actuar del menor -¿Entonces?, pareces perturbado-

-No es nada- comenzó a reír como siempre, no quería preocupar a su novio que ya mucho hacía por él.

-Menos mal, empezaba a pensar que algo sucedía, si es así dímelo, no me escondas nada, podrás decirme si y en tu rostro veré que es un no, he visto por largo tiempo tu cara y sé cuándo te ocurre algo, así que confía en mi-

-Claro- afirmó con su cabeza, no iba a decirle nada, al menos tenía que corroborar que ese vampiro era real, si la promesa era cierta, tarde o temprano ese Ludwig tendría que aparecerse de nuevo, esperaría ese momento para hablar y no verse como un loco.
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En un lugar no lejano a la casa del rubio, Ludwig yacía "durmiendo" cómodo y plácido en una casa donde se había comido a todos los integrantes de esa familia de mafiosos, hasta donde el más joven, era ya un ladrón. Se le ocurrió "dormir" todo el día ahí, después de haber comido era muy merecido descansar y como no tenía otro lugar lo había hecho ahí.

Transcurrido el día, sin haber hecho algo de provecho, pues eso de "dormir" no era más que una simple pérdida de tiempo, Ludwig se despertó, estiró su gélido cuerpo y se levantó, parecía desganado hasta que se acordó que tenía algo que hacer, hacía tiempo que no tenía nada que hacer  y ahora había hallado algo que valía la pena. Por un momento recordó a una Belga a la que visitaba mientras est vivía en Alemania, "de eso, ¿cuánto tiempo a pasado ya?”, se preguntó.

Estaba ya a punto de salir de su "refugio" cuando un joven con apariencia Austriaca, vaya que sabía bien distinguir los rasgos de las personas y determinar su origen, entró a la casa y vio al vampiro en ella, se había quedado paralizado ante esa presencia tan pesada, ahora que estaba lleno su aura aumentaba.

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