Introducción

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1

«¿Estás loca, cierto? ¡¿Por qué demonios irás a hacer ese ridículo examen?!»

«Porque quiero »

«Te tratarán igual que en Italia»

«Quiero que nuestros poderes sirvan para ayudar a otros y no solo les den miedo»

«Las personas no lo valen. Desperdicias tu tiempo, Caprice»

«Quiero intentarlo»

«Te lo estoy advirtiendo. Yo siempre lo observo todo, aquello que tu no ves, yo sí. Las personas no valen la pena»

«Será divertido. Patear traseros, ¿no es eso lo que te gusta?»

«No por el bien de otros»

«Entonces por mí. ¿Puedes?»

«¿Puedo destruir todo lo que este a mi paso?»

«No es correcto hacer eso»

«Entonces no»

«Imelda»

«Quiero todo un día para mi, no unos minutos. Ser yo quien disfrute, sí me lo concedes, lo pensaré»

«...»

«Parece que no quieres ser un héroe»

«De acuerdo. Solo no nos metas en problemas, mamá tiene suficientes»

«No soy tan mala, no creas que no pienso en ella. Me portaré bien, solo observa»

«Bien. Escoge el día»

«Mañana»

«¿Mañana?»

«Sí. Es sábado, ¿no? Seguro encuentro algo interesante que hacer»

«De acuerdo. Mañana».

2

«Disfruta tu día, Imelda»

«Lo haré» No puede evitar una sonrisa mientras se ve en el espejo, al fin viéndose a ella misma. Porque ambas son diferentes, su hermana suele tener más color en la piel, pero ella es más pálida y sus ojos más claros, más perlados que los celestes de Caprice. Por lo demás, no hay mucha diferencia y eso les permite pasar desapercibidas. 

Hasta que se fijan en la vestimenta. Mientras que ella, la menor, prefiere ropas más oscuras y poco femeninas, Caprice ama los vestidos y los colores pasteles. Su madre ya se acostumbró a eso y puede saber cuál de sus hijas es, como si de verdad tuvieran cuerpos separados. 

—¿Imelda? —La voz de su madre, Akiko, la sobresalta en su plan de pasar inadvertida por la puerta de entrada. Normalmente no la dejan salir, tiene fama de conflictiva. Por eso solo Caprice disfruta de ello, aunque a veces le roba el control cuando se descuida, pero es demasiado fuerte y siempre pierde. 

Es un asco que su individualidad sea de tipo psíquico. La somete rápido, porque no tiene forma de protegerse.

—¿Sí?

—¿A dónde vas? ¿Qué pasó con Caprice? —Imelda comprende la preocupación en su voz, normalmente es su hermana quien siempre se mantiene como personalidad activa y le da sus momentos. 

—Hicimos un trato. Me daría este día para mí y pensaría seriamente la idea de entrar a esa escuela de héroes... aunque eso de salvar gente sea una perdida de tiempo—responde casual, suele evitar ser brusca con su madre, no merece más daño emocional y menos de una de sus hijas. 

—Ya veo. Disfruta tu día entonces, ¿cuándo es el examen? 

—Ni idea, ni me importa. Nos vemos, mamá —Se despide sin más, aunque sonó más brusca de lo que quería. 

A disfrutar el día.

Wars of Faith [Shards of Light II] || Boku no Hero AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora