Romeo y Julieta.

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-¿Te has estudiado tu parte?-le pregunta Giselle de lo más nerviosa a Michael-

Sí y no te preocupes, todo saldrá genial mi querida Julieta-le dice divertido mientras pasa su brazo por sus hombros para intentar tranquilizarla, pero lo único que consiguió fue ponerla más nerviosa.

Ambos se encuentran esperando detrás del escenario mientras los otros concursantes actúan. -¿Quieres que lo ensayemos los dos?-le pregunta al darse cuenta de que aún faltan dos grupos-No-le contesta ella-prefiero que la primera vez que lo interpretemos los dos juntos sea en el escenario-él le da un toque divertido con su dedo índice en la nariz de la chica para luego mirar por la rendija de la gran cortina roja sin percatarse  si quiera de lo que le hacía sentir a Giselle.

Tuvieron que pasar diez minutos más hasta que por fin llegó su turno. –Respira hondo preciosa- fue lo último que dijo Michael antes de agarrarle la mano a Giselle y salir con ella al gran escenario. La directora de la obra dice en alto : -ROMEO Y JULIETA. Acto II. Escena II. ¡ACCIÓN!-Dicho eso ambos se miran metiéndose en el papel-


Giselle: ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos? – pregunta ella un poco nerviosa.


Michael:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra. –Dice arrodillándose ante ella y cogiéndole de la mano.


Giselle: - Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Montesco? – vuelve a preguntar pero ahora un poco más relajada


Michael:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan. –Dice ahora levantándose.


Giselle:- Y dime, ¿Cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te descubriera. -


Michael:- Con ligeras alas de amor franqueé estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. Por tanto, tus parientes no me importan. -


Giselle:- ¡Te asesinarán si te encuentran! –gritó ella angustiada.


Michael:- ¡Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame tan sólo con agrado, y quedo a prueba de su enemistad. – le contestó él juntando sus manos con dramatismo.


Giselle:- ¡Por cuanto vale el mundo, no quisiera que te viesen aquí! –Ambos se abrazan.


Romeo:- El manto de la noche me oculta a sus miradas; pero, si no me quieres, déjalos que me hallen aquí. ¡Es mejor que termine mi vida víctima de su odio, que se retrase mi muerte falto de tu amor. –le dice muy cerca de ella acariciándole la mejilla.


Giselle:- ¿Quién fue tu guía para descubrir este sitio? –le pregunta en un murmullo con la mirada clavada en sus labios. El jurado sorprendido por la emoción y el sentimiento que le dan al papel se miran unos a otros.


Michael:- Amor, que fue el primero que me incitó a indagar; él me prestó consejo y yo le presté mis ojos. No soy piloto; sin embargo, aunque te hallaras tan lejos como la más extensa ribera que baña el más lejano mar, me aventuraría por mercancía semejante.-


Ambos se quedan en silencio y Michael culmina el momento con un suave y tierno beso en los delicados labios de la joven, ambos sabían que eso no venía en la obra pero les dio igual, el jurado maravillado se pone en pie y comienzan a aplaudir.

Michael y Giselle se separan lentamente para mirarse intensamente ambos eclipsados en los ojos del otro, todo a su alrededor no existe para ellos como para Romeo y Julieta no existían barreras para su prohibido amor.




                                                                 


                                                                               FIN


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