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El no me gusta


Juliette:

Una parte de ella quería rendirse, no estudiar más, dejar de pretender ser algo que ya no era, pero la otra parte, aquella que casi siempre ganaba, no lo permitía. Tenía que fingir, tenía que demostrar que era más fuerte que las circunstancias, de hecho ella era fuerte, pero estaba tan cansada de serlo. No importaba lo que ella quería, importaba lo que los demás dirían.

Supongo que no es justo. No tiene sentido que los demás decidan por ella lo que debe hacer o sentir o ser. No quiere seguir siendo un títere, una marioneta de hilos, una cara sin alma, quiere ser más, quiero ser más. Más que una prisionera de las circunstancias, quiere ser más de lo que otros digan y piensan. Pero no sabe cómo serlo.

¿Por qué no escapar de aquello que nos aprisiona? ¿Por qué no sabemos que somos prisioneros? Tal vez si lo saben pero no les importa. Tienen que pretender que no lo saben para así pertenecer. Pero ya no quiere pertenecer, quiere correr y escapar, quiere ser feliz. En su mente la felicidad estaba tan lejos, tal vez nunca la había conocido o visto, o tal vez no existía, pero para ella otros si la tenían.

A simple vista podía decir que las personas que la rodeaban eran felices, a su alrededor la gente se saludaba, gritaba, emocionaba, se abrazaban y hablaban con felicidad sobre sus vacaciones.

—Son falsas— se dijo ella misma, —aquellas sonrisas deben de ser falsas-

—¿Dijiste algo July—Lauren no dejaba de ver a Juliette, esperaba una reacción de parte de ella, una sonrisa, una lagrima, alguna señal de vida, mas su mejor amiga parecía vacía, sin vida.

—No, solo estaba balbuceando, no me prestes atención. ¿Sabes algo de Will? — intento desviar la atención de ella, no sabía que era tan fácil hacerlo, tan fácil que dolía, siempre pensó que todo giraba en torno a ella, que la gente hablaba y la miraba, que nunca sería olvidada. Era tan estúpida, una estúpida niña malcriada que creía que la gente debía arrodillarse ante ella. Por suerte Lauren vio el cambio de tema como una buena señal, tal vez esto significaría una pequeña mejora, si Juliette quería saber de su hermano era porque estaba superando su sufrimiento.

—Te debe estar buscando como loco— justo al terminar de hablar, Lauren vio como su mejor amiga era aprisionada por unos brazos que la levantaron, seguida de una risa y un expresión en Juliette que solo podía ser miedo, pero esta desaparecio tan rápido, como si no hubiera existido y fue reemplazada por una pequeña sonrisa.

William y Juliette eran novios desde hace dos años. Si bien se habían conocido desde pequeños y habían sido muy buenos amigos, se habían dejado de hablar cuando Juliette se había ido del país. Desde el día que volvía hasta este momento William se había encargado de que nunca se volviera a alejar de él. El la amaba, la amaba tanto, solo ella podía hacerlo feliz y sentirse completo, podía convertir un mal día o un mal momento en el mejor. No le importaba nada más, solo ella. Siempre iba a ser ella. Tenerla a su lado, abrazarla y besarla era todo lo que quería.

Juliette solía amarlo, o al menos eso pensaba ella. Podía recordar los días en los que miraba por su ventana esperando que William llegara, o cuando cumplieron un año y él reservo un restaurante completo para celebrar. Si, ella lo amo, pero ya no. Cuando lo veía solo podía recordar lo que había perdido, el dolor, el odio, William era la muestra perfecta de su pasado y ella sólo quería dejarlo atrás.

Tal vez fue el tiempo que llevaban juntos o el hecho que él la había acompañado en sus peores días, pero Juliette se sentía incapaz de terminar la relación. Llevaba dos semanas intentando encontrar las palabras correctas pero al final del día las palabras "es mejor si terminamos" se convertían en un "te amo". Sabía que solo le iba a hacer más daño, pero tenía miedo, miedo a estar sola, mas también temía estar con William. Miedo a recordar aquel fatídico día, pero miedo a olvidarlo. Miedo a dejar ir su pasado, miedo por su futuro. Ahora solo era miedo, ya no era aquella chica con el mundo a sus pies, solo era una sombra.

—Te extrañe mucho— sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de su novio que se negaba a soltarla  —¿qué te parece si nos saltamos el primer día y vamos a hacer algo divertido? Lo que tu quieras— la última parte la dijo susurrando a su oído. Antes de que pudiera decirle que no fue salvada por la voz de su mejor amiga.

—No te veo hace más de una semana y ni siquiera me saludas, eres el peor hermano del mundo— sintió a William reír, este se alejo de Juliette para ahora dedicarle toda la atención a su hermana.

En teoría Lauren y William eran medio hermanos, tenían la misma edad, compartían padre y color de cabello, a veces parecían gemelos y otras veces opuestos completos. La primera había sido fruto de una noche de copas, el segundo de amor. Lauren había sido criada por su madre y padrastro en Bilbao, William había sido criado por sus dos padres biológicos en Rusia. Fueron criados sin saber de la existencia del otro, pero cuando se encontraron juraron jamás separarse de nuevo.

—Cómo voy a ignorarte si eres todo mi mundo, mi gravedad, mi sol, mi oxígeno, mi razón de vivir— dijo William mientras le desarreglaba el pelo

—A veces eres insufrible— le respondió Juliette empujandolo. Luego ambos empezaron a molestarse mutuamente mientras caminaban los tres juntos a clase de literatura.

Abruptamente William freno sus pasos, su semblante paso a uno de sorpresa, susto para después llenarse de enfado, Juliette inmersa en su mundo no se dio cuenta del cambio en su novio, ni le preguntó porqué este empezó a caminar con mayor rapidez a clase. Tal vez si hubiera preguntado las cosas serían diferentes, si solo ella se hubiera dado cuenta de la expresión de su novio, del miedo en su cara y la furia en sus ojos, a lo mejor ella hubiera sabido mejor y nadie más habría muerto. Pero no lo hizo.

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2021 ⏰

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