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Esteban

Volví atraparla en el mismo pasillo que le di el beso. El pasillo estaba completamente solo, anoche me había preguntado que pasaba si me decía que gustaba de mi y no pensaba quedarme con la curiosidad.

Me acerqué por su espalda y le susurré cerca de su oído.

-Entonces...¿Te gusto?

Ella paró en seco e inesperadamente esta vez fue ella la que me acorraló en la pared.

-¿Que pasa si te digo que si? - Me respondió con una sonrisa picara.

Me incliné un poco hasta su altura. Y muy cerca de sus labios le contesté.

-Esto.

Uní nuestros labios y esta vez, ella no se resistió.

HeterocromiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora