Miro tu rostro sin decir nada, porque sé de antemano que no responderás. Escucho tu voz pero su contenido parece no estar dirigido hacia mí. Aun así, decido seguirte escuchando, debe haber un indicio entre tus mórbidas palabras que me acerquen una idea de lo que puede estar sucediendo; pero hay algo en mi mente que no me deja asimilarlas con claridad.
Debo ser bastante dramático; ha pasado apenas un día que no me hablas, pero estoy demasiado acostumbrado a tu compañía, a percibir esa esencia tan deliciosa que llevas implícita en tu pálida piel, sabes de sobra que me he declarado con anterioridad completamente dependiente de ti amor; si tu no estás yo simplemente colapsaría.
Por supuesto que nos hemos peleado antes, somos una pareja, vivimos juntos y tanto las diferencias como las discusiones se dan casi a diario, pero nada que no se haya resuelto de momento.
Gerard, sé que nunca te enfadas conmigo si no tienes un verdadero motivo para hacerlo, y soy muy consiente de que la mayoría de las veces soy yo el culpable de nuestras peleas, incluso lo hago de manera intencional en ciertas ocasiones, solo para ver esos gestos de tu perfecto rostro al tratar de reprimir tu enojo hacia mí.
Muerdes tus seductores labios hasta estar al borde de hacerlos sangrar para retener las ganas de gritarme, y muero de risa al verte completamente rojo de la ira. Sin embargo, esta ocasión me he quedado con la mente en blanco y creo que he lisiado gran cantidad de mis neuronas tratando de recordar que fue lo que he hecho para merecer tu indiferencia; pero no puedo recordarlo.
Camino hacia ti y te abrazo por la espalda, pero sigues caminando como si yo no estuviera ahí, tus rechazos me lastiman, y a cada fibra de mi ser. Te observo vestirte con la mirada más morbosa que pudiera dirigirte, siento que mis ojos te violaron diez veces mientras tú seguías tratando de colocarte los jeans, esperaba que te girases hacia mí y pudieras ver cuanto te deseo.
-¿A dónde vas amor? – te pregunto cuando bajas aprisa por las escaleras sin haberme dicho nada durante toda la mañana.
Tú te giras hacia mí, creí que responderías, realmente pensé que caminarías hacia mí, rodearías mi cuello con tu delicada mano que amo sentir sobre mi cuerpo y besarías mis labios. Pero en vez de mirarme solo tomas tus llaves y retomas tu camino.
Quiero pedirte perdón, pero mi orgullo no me permite hacerlo sin saber que fue lo que hice. Solo recuerdo que me acosté a tu lado la noche anterior cuando llegamos de esa fiesta, pero tú no me hablaste durante la mitad del camino; cuando besé tus labios en la cama me diste la espalda y cerraste las bellas esmeraldas de tus ojos sin decir una última palabra.
¿Es que acaso ya no me quieres?
Debo confesarte que lloré mientras dormías, no pudiste escuchar mi llanto porque mordí con fuerza la almohada...
¡Debería dolerte saber que eran tus labios los que debían haber estado aprisionados entre mis dientes!
Sentía mi corazón desprenderse de una gota de sangre en vez de ser lágrimas de agua y sodio correr por mis mejillas...
¡Quiero gritarte amor... me llena de rabia tu actitud!
¡Quiero pedirte que respondas a una sola de mis preguntas, quiero que me grites, que me reclames por lo que te hice, quiero escuchar tus quejas salir de tus tiernos labios que me han tenido al punto de la desesperación durante las últimas horas!
Pero por favor no me castigues con tu frialdad, preferiría cien veces tu mirada de coraje a la gélida sensación de tu rechazo.
Te seguí porque necesitaba estar a tu lado, no me gusta la idea de que salgas de la casa sin mí, amor, si sabes de sobra que tengo celos hasta del asiento del auto cuando te sientas sobre él, detesto cualquier cosa que tenga más cercanía con tu cuerpo de la que puedo tener yo.
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Sed de Lágrimas (One Shot)
FanfictionHistoria de un solo capítulo Publicada por primera vez en el año 2012