Capítulo 15

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Habían pasado tres día después de la escena tan escalofriante que vivieron en la sala de su casa, habían decidido pasar la tarde en la casa de Elisa, pasarían la noche ahí por que Carlos tenía miedo de no ver un tope o algo así por el estilo

-¡Qué tarde tan maravillosa! ¿Todas las tardes de agosto son tan acogedoras?- Preguntó Michelle quién disfrutaba del aire tan apacible en el jardín, era una tarde familiar, todos se encontraban ahí, Carlos y Luna estaban jugando entre los despeinados árboles , mientras los demás comían tranquilamente, había un tema en discusión en la mesa, se trataba de Carlos y su salud, ésta estaba deteriorándose lentamente, su vista había decaído notablemente, y cada día parecía un poco más cansado que de costumbre, y tenía un comportamiento de despedida con su esposa e hija

-Les digo que sí pero tratemos de bajar la voz, no quiero que escuche Luna – De repente, un grito atroz de los labios de la pequeña estremeció a todos- ¡Papi! ¿Qué tienes? ¡No te duermas, papi, me estas espantando, Papi!- se escuchaba.

-Luna, Luna ¿Dónde estás...? Lun... ¿Miguel? ¿Qué haces aquí?

-Sígueme, no tenemos mucho tiempo

-pero Luna...

-ella esta bien, sígueme

Carlos se preguntaba porque estaba aquí Miguel ¿Acaso era de noche? O tal vez era un sueño, de repente, el día se volvió noche, vio una sombra rara en un árbol grande, alguien estaba sentado ahí, aquel hombre tenía algo que le llamaba la atención a Carlos, cuando ese hombre levantó la mirada, sus penetrantes ojos esmeralda se encontraron con los de Carlos...

-¿Papá? No me digas que ya me mor, ¿Qué... qué es esto, estoy soñando? ¿y Miguel?

- Calma, no te preocupes, esto solo es un sueño ¿Qué acaso nunca te diste cuenta? Miguel era solo una ilusión, yo era el que te visitaba todas las noches, Miguel Valle dijo que estaría bien si utilizaba un par de veces su cuerpo para visitarte, pero eso no importa ahora- ¿Qué? Ahora Carlos estaba confundido ¿Miguel Valle estaba de acuerdo? No estaba entendido nada, solo se quedó callado escuchando a su padre- Ya no te queda tiempo, hijo. Tienes que despedirte, será algo difícil, pero tú puedes lograrlo, Luna será fuerte, no te preocupes por ella. Ahora debes irte- Carlos frunció el ceño, ¿y cómo me voy?

En ipso facto llegó Jaime, la escena era terrible, parecía que se había tropezado y caído golpeándose la cabeza, parecía muerto. Rápidamente lo llevaron al cuarto principal, se quedó con él hasta que despertará, cuando lo hizo, le contó algo sumamente extraño

- Vi a papá, estaba recargado en el árbol de copal, me dijo que tengo que prepararme- dijo débilmente – cuando estaba jugando con Luna, mi vista se nubló y me caí desmayado, después vi a Miguel Valle y lo seguí, y de repente apareció papá ahí, ha llegado la hora de irme, Jaime, cuida mucho a mi niña

-pero, pero ¿Cómo? No entiendo nada, estoy confundido, tú no te irás, no te vallas, todavía no

- Así será, pero está bien, no pasa nada sé que están y estaré bien, ahora anda, tráeme a mi niña por favor

Las horas pasaban estrepitosamente, todos estaban tensos, la pequeña Luna se notaba triste, sabía que algo malo pasaba – ¿será que mi papi ya se va?- pensaba tímidamente. Pasaron 3 días y vino lo peor...

Era como cualquier tarde de Agosto, los tonos cálidos iluminaban la habitación, en ella están Carlos, Michelle y Luna, esperando el tormentoso final. Primero miró a su pequeña hija, que tenía la carita triste pero serena, estaba tranquila porque sabía que su padre ya descansaría, tomo sus manos y las apretó con fuerza, le dijo que después buscara entre sus libros porque le había dejado una carta solo para ella. Después miró los ojos apagados de su triste esposa, le dijo que había dejado otras dos cartas que después las buscara...

-Me voy, pero ustedes tienen que ser fuertes, tienen que prometerme eso- dijo entre suspiros, y le tomó nuevamente la mano a su hija- Mi niña, mi Luna, recuerda que hasta en la otra vida te amaré. Michelle... ¿estás llorando? No llores, siempre estaré junto a ti, y te amaré por siempre, lo sabes ¿verdad?

-Claro que sí, amor- se inclinó a darle un beso, el beso más tierno que le había dado, sus labios estaban fríos y algo secos, después de unos minutos, el beso se paralizó – mami, papá ya no me está apretando la mano- interrumpió Luna mientras lloraba, Michelle no respondió, abrió los ojos y se quedó viendo a su esposo, sus ojos cerrados y su semblante pálido, no había palabras para describir todo lo que ella sentía en ese momento, solo corrió a abrazar a su hija y lloró en sus pequeños brazos, después todos llegaron para darle el adiós al menor de la familia Belmonte.

asado? ¿Aca7'^2

The secret of my life.Where stories live. Discover now