A HeeYoung le tocaba cocinar a la hora del almuerzo para sus compañeros y para el personal del salón. Llevaban una semana comiendo platos sofisticados o extranjeros, ya que los cocineros aprovechaban la hora del almuerzo para demostrar sus habilidades culinarias a sus compañeros y al mismísimo chef que siempre probaba todo antes de dejar que lo sirvieran. HeeYoung había oído a algunas camareras quejarse de que su estómago no toleraba tanta comida elaborada y necesitaban algo más simple, así que optó por cocinar arroz suficiente para todos y preparar algunos acompañamientos. Cuando lo sirvió, la mayoría del personal lucía agradecido por tener algo normal en la mesa aquel día.
-Gracias- dijo YooRa sentándose a comer con HeeYoung.
-¿Por qué?- preguntó ella mientras comía.
-La comida, es un alivio comer algo coreano.
-Si te sientas conmigo, en la cocina te tendrán más manía.- Yoora negó con la cabeza.
YooRa era casi la única persona de la cocina que no mostraba odio hacia HeeYoung. No era que no fuera igual de dura con ella que con el resto, pero parecía no tomárselo tan a pecho y entender que era parte del trabajo. En cambio casi todo el personal masculino, quitando a Kaito que estaba acostumbrado a los jefes estrictos, vivían despotricando sobre ella en cuanto pensaran que no los estaba escuchando. Aunque a HeeYoung le encantaba ver la cara de pánico cuando los encontraba por casualidad hablando de ella.
-YooRa- la llamó haciendo que levantara la vista.- ¿Qué le puede gustar comer a un hombre después de correr a media noche?
-¿Qué?- preguntó la chica un poco perdida.
-Tú tienes mas contactos con hombres, así que quizá tengas idea de que les gustaría comer en una situación así.- YooRa parecía un poco extrañada por la pregunta.- No importa.
-¿Gimbap?- Estaba un poco confundida por la pregunta, jamás pensó que la Sous Chef le preguntara algo relacionado a hombres.- A mi novio le suele gustar comer eso como aperitivo.
-Gracias- dijo HeeYoung. YooRa respondió con una sonrisa.
Los días de semana la cocina recibía su último pedido a las diez y media, por lo que solían terminar antes de media noche. Así que esta vez optó por pasar primero por la casa. Iba a recompensar de mejor manera que le hubieran devuelto el teléfono. Siguiendo la sugerencia de YooRa, tomó un poco de arroz que ya tenía cocido y con algunos vegetales y salteando unos trocitos de carne, en menos de veinte minutos había preparado Gimbap. Lo metió dentro de un tupper y tras cambiarse, se dirigió al parque. Se lo encontró descansando en el banco que siempre usaba.
-Buenas noches- saludó ella sacándolo de sus pensamientos.
-Buenas noches- respondió él, sacándose la gorra y poniéndosela con la visera hacía atrás para que así no tapara su rostro.- ¿Acabas de llegar?- Ella asintió y se sentó en el otro extremo del banco.
-Toma- dijo ofreciéndole la bolsa donde llevaba la comida.- No es mucho, pero espero que te guste. Como agradecimiento por lo del teléfono.
-No era necesario- respondió TaekWoon mientras se disponía a tomar el primer trozo de Gimbap.
Mientras estuvo comiendo se mantuvo en silencio, parecía tan concentrado en la comida que no quiso molestarlo. No dejó de mirarlo ni un segundo, por suerte él estaba de verdad concentrado y no pudo darse cuenta. Ver a alguien disfrutar tanto de la comida hacía que HeeYoung recordara por qué había elegido ser chef. La comida acompaña a las personas en todos los momentos de su vida, en los momentos para celebrar y en aquellos cuando uno está triste. Y ver como una expresión de placer o satisfacción se reflejaba en el rostro de quien comía lo que ella hacía, era una de las mejores sensaciones que tenía en su vida.
-Espero que te haya gustado y no solo hayas comido por compromiso.- Dijo riéndose para buscar tema de conversación.- No sabía que tipo de comida te podía gustar.
-Estaba bueno, aunque ahora tendré que correr bastante para hacer desaparecer todas las calorías que acabo de consumir.- Sonrió apenas levantando un poco sus comisuras, pero aquella pequeña sonrisa le agradaba a ella.
-¿Los hombres también cuentan calorías?- él asintió.- ¿Corremos?- Ella se levantó y TaekWoon la siguió comenzando a correr.
-¿Te gusta la música?- le preguntó con esa voz tan suave como un susurro.
-¿Existe alguien a quien no le guste?- preguntó ella extrañada.- Aunque debe hacer cinco años que no actualizo la música de mi mp3, no tengo tiempo.
-¿Que tipo de música te gusta?
-Mmmmmm... Supongo que la música tranquila. ¿A ti?
-Un poco de todo- corría siempre manteniendo el ritmo para estar a la par de HeeYoung.- ¿Música extranjera o coreana?
-Ambas- se sentía cómoda hablando con él.- ¿No te molesta correr a mi ritmo?
-Para nada, es mejor que correr solo.- A ella le gustó esa afirmación, pensaba lo mismo.- ¿Tú preparaste lo que comí hace un momento?
-¿Te dije que era chef y lo dudas?- preguntó incrédula.
-Disculpa, no pretendía ofenderte.
-¡No es eso! Era una broma, discúlpame tú a mi. Si, lo cociné yo antes de venir.
-Gracias, estaba bueno.- Dijo tímido.
-Igual, siento que sigue siendo insuficiente. Un día te cocinaré algo de verdad.
-¿En qué restaurante trabajas?
-Heaven, ¿lo conoces?- el asintió. Era casi imposible no conocerlo, aunque fuera solo por el nombre.
-He ido a comer con mis compañeros de trabajo.
-Quizá ya hayas comido algo de lo que hago en el restaurante entonces.- Le sonrió y el le devolvió la sonrisa lo que hizo saltar un poco su corazón.
Estuvieron charlando de cosas irrelevantes y ni siquiera se dieron cuenta del tiempo que pasaba mientras corrían. Cuando HeeYoung miró su reloj, ya eran más de la una de la madrugada.
-Es un poco tarde- dijo ella.- Lo mejor es que ya me vaya.
-¿Vives lejos?- le preguntó él.
-No, a unas calles nada más.
-¿Te puedo acompañar?- parecía preocupado- Es realmente tarde.
Está bien que pareciera de confianza, pero no lo conocía lo suficiente para que supiera donde vivía. Apenas habían hablado un par de veces, pero sentir que alguien se preocupara de que llegara bien a casa era agradable. Desde que se había ido de casa de sus padres, nadie se preocupaba de saber si había llegado a su casa, se darían cuenta cuando notaran la ausencia de sus gritos el día siguiente.
-De verdad no es necesario, vivo muy cerca.- Insistió ella.- Gracias por preocuparte.
-Me gustaría comprobar que llegas sin inconvenientes, pero entiendo.- Dijo resignado. Entonces ella encontró la excusa perfecta.
-¿Y si intercambiamos nuestros números de teléfono? Te avisaré cuando esté en mi casa.- Le dijo sonriente.
Él lo pensó durante algunos segundos que a ella le parecieron eternos. No se sentía tan seguro, pero finalmente decidió acceder.
-Está bien- sacó su teléfono y lo extendió hacia ella.- Escribe tu número.- HeeYoung obedeció.
-Ya está- le entregó su teléfono de vuelta y sintió sonar el suyo.
-Ese es mi número- él sonrió y en el estómago de ella se formó una sensación extraña.
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You're mine
FanficLa vida de un chef es difícil y mucho más cuando se es mujer. Tiene que esforzarse más de lo normal para poder avanzar y crecer en su profesión. Esforzarse tanto al punto de que tienes que olvidarte de todo lo que no sea la cocina. ¿Amor? No hay tie...