Semilla de fresa

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El fin de semana fui con mi madre y mi padre a la playa, una tarde en familia; cuando de lejos veo a una compañera de la escuela, le dicen "Michelin" (Hannia Michell), parece ser muy buena onda y sociable, siempre la miro con gente diferente todo el tiempo, creo que me reconoció y esta caminando hacia mi.
-Hola, eres la chica que siempre se la pasa dibujando no? En receso...
-Hola si soy esa chica.
-Te gustaría ir a nadar conmigo ?
-Ah... si claro...
-Muy bien te espero en el agua, no olvides el protector.
-Jaja ahí te veo.
Ya iba hacia el mar, pero de repente se me cruza un perro muy grande, parece ser un husky, mal esos perros, este se me queda mirando y justo cuando volteo hacia otro lado, me tira hacia la arena, se me encima lamiéndome la cara.
-Hey luna! Sentada!
Cuando el perro se quita me doy cuenta que era el chico fresas, me puse muy nerviosa.
-Jaja hola princesa.
Me miró de arriba a abajo.
-Parece que la niña se desarrolló bien.
-Que?...eh...(sentía mis cachetes calientes)
Cuando de repente, luna sale corriendo, un pequeño perro llama su atención.
-Dios mío, LUNA!!, oye nos vemos al rato?
-Eh... si claro.
Por qué me sentí tan nerviosa, verlo sin camisa, me puso tan nerviosa, tengo que admitir que su cuerpo está WOW, después Michell me llamó y fui con ella al mar, parece ser muy buena persona, ya comprendo por qué tiene muchos amigos.
-Me divertí mucho contigo Michell, la verdad me caíste muy bien.
-Deberíamos vernos otro día, me gustó estar contigo, te parece buena idea?
-Si muy buena.
Después de eso se fue corriendo, alguien ya la estaba esperando, pero mi atención se centró en luna, otra vez venía hacia mi.
-Hola luna.
-Me sorprende que no te muerda.
-Ja ja que gracioso.
En ese momento luna se pone como loca parece que vio un cangrejo, en chico fresas se sienta junto a mi, ya estaba atardeciendo, me sentía tan relajada, ver a Luna jugar con el cangrejo y luego un cielo precioso y claro tenía a un chico guapísimo sin camisa a lado mío. Cuando mi madre me llamó diciendo que ya nos tenías que ir, el chico fresas se para y me da la mano para ayudarme a levantarme, cuando por unos segundos nos miramos a los ojos y... no me soltó la mano, me sonrió, después llegó luna y yo me despedí y me fui.
-Oye hija, para mí que a ese muchacho le gustas.
-Mamá solo somos amigos.
-Pues para mi esa mirada que no te quitaba de encima, no es de solo amigos.
No dije nada solo sonreí, y me sonroje.

El chico de las fresas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora