Las voces de tortura

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Cuarto capítulo:Las voces de tortura

 - Pero no sabemos nada,  ni como morirá, ni en donde, porque si te diste cuenta no era aquí. Aunque como dijiste la hayan adoptado donde ira

-  Lo sé, pero ella me dijo que la van a adoptar, que una pareja vino a entrevistarla y se la llevaran –le dije-eso nos ayuda mucho, no sé como pero puede ayudarnos

 -¿Y cómo podemos hacer para detener su muerte si no va a estar aquí? – me dijo

- Johan sé que tal vez no creas lo que viste esa noche pero yo sí, no es la única muerte que he visto que se ha cumplido y no quiero que muera si puedo impedirlo, no quiero –le dije mirándolo a los ojos el me abrazo en forma de consuelo y lo aparte de mi

-no me vuelvas a abrazar –le dije amenazante

Salí corriendo hacia las habitaciones las cuales estaban vacía me eche a la cama a llorar recordando cada muerte que había visto y como no las había impedido, me sentía impotente, me sentía inútil al poder ver como los demás morían y no poder hacer nada

-luna, tienes miedo –escuche el susurro que se apoderaba de mi a cada rato como siempre era Vanesa

-no tengo miedo –dije alzando mi cara secándome las lágrimas y la vi a ella frente mío

-le temes a la muerte, no específicamente la tuya pero si la de los demás – dijo tocándome en el cabello, estaba pálida y se notaba la herida de bala estaba tal cual como la vi en esa camilla hace 8 años atrás 

-no es verdad no le temo

-si lo haces hermanita, te conozco y no has dejado de soñar una y otra vez la muerte de nuestros padres, todos los días vez en tu mente como nos mataron, y vez también  como los demás mueren y te asusta por qué sabes que no puedes hacer nada para detenerla y te sientes culpable de no poder decir nada porque sabes que te tomarían por una loca –con cada palabra se acercaba más y más a mí mirándome ya no con repulsión si no con pena

-Hermanita llevas 8 años muerta  por que ibas a saber cómo me siento, tú ya no eres nada, solo un alma llena de desprecio, me quieres echar la culpa de tu muerte para sentirte en paz y bienes acá todos los días a torturarme para no sentirte sola, no tengo miedo a la muerte, yo sé que no la puedo detener a muchas de esas personas que veo morir ni si quiera las conozco- dije mirándola retadoramente y diciendo cada palabra con odio

Ella me miraba con odio profundo por mis palabras, un odio en su mirada al igual que yo, me había cansado de ella era insoportable tener que aguantarla todos los días, culpándome haciéndome temer por algo que no debería temer, sabía que no tenía la culpa de nada de lo que pasaba

Después de un largo silencio en el que su mirada era tan fría como su alma se desvaneció en el aire y atrás mío estaba Johan parado sobre el marco de la puerta observándome, me acerque a el

-¿hace cuánto estas aquí? –le pregunte

-no hace mucho, realmente acabe de llegar

***

Pasamos buscando a María por todos lados, pero no la encontramos, me estaba empezando a preocupar por ella.

Nos topamos con la señorita Stem y ella nos dijo que María ya se había ido con su nueva “familia”, salí corriendo hacia el patio con Johan

-ya se fue, ahora como podremos detener su muerte- dije mirándole sentada sobre el suelo

-ya averiguaremos donde esta

-y si no tenemos tiempo

***

Eran cerca de las 11 de la noche y como cada noche iba a salir a caminar bajo la oscuridad de la noche, sintiendo el aire sobre mi cara viendo la luna y las estrellas, cuando me acerque a las vallas

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