Capítulo 1.-

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Akane estaba atrapada en sus pensamientos, no podía creer que esto le estuviera pasando a ella, habían tomado todas las precauciones necesarias, a pesar de no saber lo que ocurriría, hace más de un año que tomaba la píldora, además de haber usado protección extra. Ella quería tener hijos, pero no en ese momento, acaba de comenzar la universidad, no era económicamente solvente, al menos no para mantener un bebe. ¿Qué haría ella con un niño? ni siquiera podría cocinar, no podría dedicarle el tiempo necesario, definitivamente no estaba preparada para eso.

— ¡Akane! ¿Estas bien? — la voz de su amiga la trajo de vuelta a la realidad, a la cafetería de la universidad, estaba almorzando junto a sus cuatro amigas, que mantenían una conversación en la que ella no participaba.

— Si, estoy bien – se apresuró a responder mientras de reojo observaba a un joven pelinegro que se encontraba al otro lado de la cafetería, junto a sus amigos, era increíble como Ranma había madurado, había aprendido a convivir con su maldición sin odiarla, en la universidad había conocido a muchas personas y había aprendido a llevar una mejor vida social, dentro de lo que podía pedirse a él. En apariencia él y Akane se encontraban mucho más distanciados que antes, él ya no vivía en el dojo Tendo,  sus padres habían decidido reconstruir su casa. Sin embargo desde hace un tiempo su relación había comenzado a cambiar, ha evolucionar, sin saber exactamente como; un día comenzaron a discutir, ya que las autoproclamadas prometidas de Ranma, estaban todo el día en casa del joven, cuando él intentó disculparse las cosas cambiaron su rumbo normal, en lugar de que Ranma la insultara, y en respuesta ella lo mandara a volar, comenzaron a retarse mutuamente, para ver quién se atrevía a besar al otro, reto que ganó Akane. Con el paso de las semanas, las cosas fueron mucho más allá de un simple beso, siguieron las caricias, la cantidad de ropa fue disminuyendo y finalmente hicieron el amor, aunque hasta la actualidad, ninguno había confesado sus sentimientos y mucho menos una demostración de afecto en público. Durante los últimos seis meses, cada noche, Ranma se colaba en la habitación de su prometida, y a la mañana siguiente, antes del alba, se marchaba, dejándola profundamente dormida.

— ¡Akane! – volvieron a llamarla sus amigas, sacándola de su ensoñación.

— ¿En que piensas?— Pregunto Io, el único chico del grupo, aunque el mismo se autodenominaba como una chica mas, su homosexualidad era conocida por todos, y él siempre la admitía con la cabeza en alto.

— Seguro piensas en Ranma — la sonrisa pícara de Sakura, causó que Akane se sonrojara.

— Por supuesto que no – la negación fue inmediata – ¿Por qué tendría que pensar en ese idiota?

— ¿Por qué es tu prometido? – sugirió Rioky, era la mayor del grupo, era una mujer casada, con dos hijos y la más madura, gran parte del tiempo.

— Estaba pensando que mañana es sábado y debo dar clases en el Dojo — era una de las cosas que la ayudaban bastante económicamente, aunque compartía la mitad del dinero con Ranma.

— Claro, y ... ¿Ranma no da clases contigo? – se burló Sakura.

— ¡Ya basta, les dije que no tiene nada que ver con él! – les gritó Akane, para luego tomar sus cosas y caminar lo más lejos posible de sus amigos, en su camino pasó a llevar a varias personas y noto la mirada azul de Ranma clavada en ella.

— ¡Akane! ¿Qué pasó adentro? – Io la siguió hasta fuera de la cafetería — ¿Estás en tus Días? – se burló.

— No – decidió dejar salir aquello que tanto la preocupaba – Ese es el problema, tengo casi dos semanas de retraso.

— ¿Me estás tomando el pelo? – al ver el rostro descompuesto de su amiga, desistió de su pregunta original – Pero, creí que entre tú y Ranma no pasaba nada ¿O tienes algún amor escondido por ahí?

— Prefiero no hablar de eso ahora – Akane se sentó en una banca, puso sus codos sobre sus rodillas y con sus manos sostuvo su cabeza, cerrando fuertemente sus ojos, intentando evitar el llanto – No se que voy a hacer, mi padre me va a matar.

— Ya te hiciste alguna prueba – ella negó con su cabeza— Entonces lo primero es eso, vamos a la farmacia y compramos una prueba casera.

— ¡No quiero! — creer que estaba embarazada, le daba la opción de pensar que era un error, sin embargo una vez que el test le diera una respuesta clara, ya no tendría escapatoria. Debía asumir la realidad.

— ¡Oe Akane! – Ranma apareció por el pasillo llamándola — ¿Qué te pasó? ¿Por qué saliste corriendo así?

— Nada, no me siento muy bien, es todo – no fue capaz de mirarlo a la cara, sabía que él la odiaría en cuanto supiera la verdad, aunque fuera culpa de ambos – No te preocupes.

— ¿Quién se preocupa?, a mi me mandaron tus amigas, si no, no habría venido – aunque el miro hacia otro lado, de reojo miraba como ella le ignoraba, por lo general le habría mandado a volar, en cuanto hubiera dicho la última palabra, ya no eran los mismos insultos de antes, ya no la trataba de gorda, o marimacho, y mucho menos de pechos planos, pero seguía negando cuanto le importaba.

— Vamos Io, ignora a este idiota – fue la única respuesta de Akane, arrastró a su amigo lo mas lejos del joven de la trenza, que quedó pasmado ante la actitud de la chica, no pensó que su comentario la fuera a molestar tanto.

— ¿No le piensas contar? – Io miraba de manera asombrada a Akane, quien aún no lo soltaba y lo seguía arrastrando con ella.

— ¿Dónde podemos encontrar una farmacia discreta? — lo que ella menos quería, era que toda la universidad se enterara de su embarazo, ya que probablemente también se enteraría Ranma y sus autoproclamadas prometidas, que para desgracia de Akane, también estudiaban en esa universidad. Ukyo y Shampoo decidieron estudiar para poder ampliar sus conocimientos, ambas estudiaban cocina internacional, por lo que Akane siempre tenía el cuidado de no acercarse a las aulas donde ellas tenían clases prácticas.

El camino hasta la farmacia fue largo y en silencio, al llegar Akane no se atrevió a preguntar por lo que quería comprar, por lo que fue Io quien pidió el test.

— ¿Dónde lo hago? – preguntó Akane, no quería hacerlo en el baño de la universidad y mucho menos en el de la farmacia.

— Vamos a mi casa – Io vivía con su pareja, que era un joven estadounidense, que había viajado a Japón para aprender acerca de la cultura, y se había quedado luego de conocer a Io y formalizar su relación. La casa no quedaba lejos de la universidad, por lo que solo tardaron unos diez minutos más en llegar, Io le señalo donde estaba el baño, en cuanto Akane entro, se quedo mirando la caja en su mano, no estaba segura de querer saber la respuesta a su interrogante. Tardó al menos diez minutos en leer las instrucciones, y otros quince minutos más en hacer la prueba, que consistía en poner un poco de orina en un pequeño plástico.

— Akane, ¿Ya lo hiciste? – Io apareció en la puerta del baño, para ver a Akane sentada en el suelo, en posición de flor de loto, con los ojos cerrados y el test frente a ella. Su móvil comenzó a sonar, al ver que se trataba de Ranma, decidió contestarle, ya que si no lo hacía el joven llegaría a buscarla a la casa de Io.

— ¿Dime? – abrió los ojos y miro el test, que mostraba una rayita aún.

— ¿Dónde estás?— más que una pregunta, era una exigencia – Ya es tarde, y debemos irnos.

— Estoy en casa de Io —ante su vista, comenzó a aparecer un segunda rayita,soltó un fuerte suspiro y volvió a cerrar sus ojos.

— Akane ¿Qué pasa?

— Estoy embarazada

Aprendiendo a ser padresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora